Como la madera, que absorba...
Queridos amigos:
1. AUNQUE SE ACERCA LA GRAN FIESTA, QUIZÁS
ALGUIEN CREA QUE NO TIENE MOTIVOS PARA LA ALEGRÍA... La Navidad es una
fiesta no solamente solemne, sino además grande, de nuestra fe. Y por
sus características propias, heredadas del comienzo de su celebración
es Europa, es una fiesta por antonomasia familiar. A fines de diciembre
allí hace mucho frío, y todo invita a quedarse dentro de las casas, al
calor del hogar...
Por otra parte, en nuestra patria es fácil que
nos gane la incertidumbre, la desazón o la impotencia. Las cosas
parecen funcionar mejor que hace un año, pero no podemos cerrar los
ojos a los problemas de fondo, que siguen igual o están peor. Nuestra
organización institucional como sociedad sigue dejando mucho que
desear, es fácil quedar sepultados por el escepticismo. Los que no
tienen trabajo van perdiendo la esperanza de que las cosas puedan
cambiar pronto, y son todavía muchos, más que los que se podría
esperar. Hoy ya son muchos los que, en un país como el nuestro, que
hace poco tiempo podía ser considerado el granero del mundo, pasan
hambre, y a todos nos toca convivir con el drama de la inseguridad...
2. ES SÓLO PARA AUDACES PREPARAR EL CAMINO DE
UN NIÑO QUE ES DIOS Y TRAE LUZ... Para celebrar la Navidad con profunda
y verdadera alegría basta con recibir a Jesús, el único que la puede
dar en forma consistente y definitiva. Por eso San Juan Bautista,
llamado justamente el Precursor porque abrió los caminos para que
pudiéramos reconocerlo a Jesús, nos llama también en este tiempo a
preparar el camino y allanar los senderos para que Jesús llegue a
nosotros. Jesús que viene como la Luz que puede disipar todas nuestras
tinieblas...
3. CONFIADOS EN DIOS, HAGAMOS UN PESEBRE EN
NUESTRO CORAZÓN... Hay cosas que nunca faltan en la preparación. Los
adornos navideños, no sólo en las vidrieras (aunque, es justo decirlo,
cada vez con menos referencia al sentido religioso de esta fiesta),
sino también en las propias casas, nos hablan de esta fiesta. Pero
esto, que puede ayudar al clima que esta celebración reclama, no es más
que la cáscara externa. En la imagen que empezamos a presentar el
Domingo pasado, todas estas cosas pueden representar "el establo", lo
de afuera. Además hay que poner "lo de adentro", el pesebre, que hoy
agregamos, el lugar donde Jesús quiere estar, y ese pesebre es nuestro
corazón.