Para no tropezar...
Queridos amigos:
1. ES MÁS FÁCIL EMPRENDER LA
MARCHA CUANDO SE VE CON CLARIDAD LA
META... Si nos sube la presión, el médico seguramente querrá que
comamos sin sal (si nos suben los kilos, que comamos sin grasas, y si
nos sube la glucemia, que comamos sin azúcares y con pocos hidratos de
carbono). ¿De dónde sacamos fuerza para hacerle caso, si no nos
convencemos de las ventajas que tendremos, al precio del esfuerzo
emprendido, al alcanzar la meta de una
mejor salud? Lo mismo pasa con
cualquier tratamiento médico. Para dejar de fumar (es decir, de quemar
la plata y llenar de alquitrán los pulmones con el cigarrillo), hay que
convencerse de las ventajas que tendremos al alcanzar, con los pulmones
más
limpios, la meta a la que nos lleva esa decisión...
A los deportistas les sucede lo
mismo. No necesariamente triunfan y
alcanzan los mejores éxitos los que tienen más capacidad natural para
el deporte que emprenden, sino los que, con la atención fija en las
metas que se proponen alcanzar, pueden poner más empeño en desarrollar
sus
capacidades al máximo, y son capaces de esforzarse más en el
entrenamiento y la capacitación continua (yo lo decía un director
técnico que alcanzó un título mundial con la selección argentina: el
mejor pateador, sólo alcanzará el mejor rendimiento posible si, todos
los días, terminado su entrenamiento habitual, se queda un buen rato
pateando pelotas al arco, hasta lograr ponerla exactamente en punto en
que quiere ponerla cada vez)...
También vale esto para los
jóvenes que emprenden una carrera
profesional. Si tienen clara la meta que quieren alcanzar, podrán poner
todos los medios y todos los esfuerzos que los mantendrán en el camino
y les permitirán llegar a lo que buscan. Y en realidad, lo mismo nos
sucede a todos nosotros con la vida. También en este caso se trata de
un camino que lleva a una meta. Y es más fácil recorrerlo, si vemos con
claridad y estamos
convencidos de la meta detrás de la cual vamos durante todo el
recorrido...
2. JESÚS TRANSFIGURADO NOS MUESTRA LA META,
PARA QUE NOS
ANIMEMOS A ASUMIR LA CRUZ... Eso hace con los Apóstoles Pedro Santiago
y Juan, inmediatamente después de haberles anunciado que su camino
pasaría por la Cruz. Y para animarlos, aparece ante ellos
transfigurado, con el rostro resplandeciente como el sol y las
vestiduras blancas como la luz, mostrándoles anticipadamente el final
que alcanzaría con la resurrección. Nosotros también estamos hechos
para la gloria y para la resurrección. A su lado, están Moisés y Elías,
que representan la Ley y los Profetas, es decir, toda la Palabra de
Dios. Y Dios Padre nos dice, refiriéndose a Jesús con autoridad y con
asistencia: «¡Escúchenlo!»...
Esa Palabra de Dios nos dice que, al ponernos
en marcha, como
Abraham, tenemos que dejarlo todo. No se puede cargar nada de lo que
juntamos o acumulamos. Por la "aduana" de destino sólo puede pasar lo
que hayamos dado. Toda la Palabra de Dios es una Palabra de Amor que
nos exhorta a comprender que no hay otro camino que no sea el amor, la
generosidad, la solidaridad y la entrega. Ahora es el tiempo, entonces,
para dar, con generosidad. Y para saber cómo hacerlo, basta con mirar
alrededor, y hacer lo que necesita el que tenemos sentado al lado.
Así podemos asumir cada uno la tarea que nos toca. Por ejemplo, aquí en
el Hogar Marín, sin importar si es grande o pequeña, ya que lo que
importará será que pongamos en ella. Para uno será lavar o secar los
platos, para otros poner o levantar la mesa, quizás para otro regar las
plantas o barrer las hojas, para alguno más será conversar un poco con
el que está más triste o más solo, también para alguno será ayudar al
que no puede caminar o desplazarse solo en la silla de ruedas, quizás
para alguno será hacer rosarios, y para otro rezarlos. Y del mismo
modo, en el resto del mundo cada uno tendrá su tarea. Todas ellas se
realizarán bien con pequeños o grandes actos de amor, que nos hacen
avanzar en nuestro camino...
3. PARA NO TROPEZAR EN LAS PIEDRAS DEL
CAMINO, HAY QUE TENER SIEMPRE A LA META... El camino de la fe tiene sus
piedras de
tropiezo. Ya vimos el Domingo pasado que aparecen bajo la forma de la
tentación. No sirve caminar con la mirada fija en el piso, mirando sólo
las tentaciones, porque tarde o temprano caeremos en ellas. Eso puede
servir para no llevarse por delante los escalones, y para no caerse en
los agujeros que a veces hay en las calles de Buenos Aires, pero no
sirve para el camino de la vida, para el cual hace falta tener siempre
a la vista la meta...
Hasta los grandes santos
tuvieron sus momentos de oscuridad. Nos lo
cuentan Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz y Santa Teresita del
Niño Jesús, entre otros. El miércoles próximo, 23 de febrero, se
publicará un nuevo libro de Juan Pablo II, titulado Memoria e
identidad, en el que él mismo nos habla, entre muchas otras cosas,
de sus miedos, por ejemplo, cuando sufrió el atentado del año 1981 en
la Plaza de San Pedro. ¿Cómo no nos va a pasar a nosotros, entonces,
que sintamos el cansancio, el desaliento, la tentación de pensar que de
nada val el esfuerzo de la fe, ya que nada parece cambiar para bien en
el mundo que nos toca vivir?...