Se queda todo el año...
Queridos amigos:
Esta fue mi predicación en la Misa de la Navidad de este año 2004, en el Hogar Marín. Me basé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa del día:

1. TODOS CELEBRAN LA NOCHEBUENA, AUNQUE NO
SIEMPRE SE SEPA POR QUÉ... Se sabe que el día de Navidad no se editan
los periódicos. Sin embargo, ahora que casi todos tienen su página en
Internet, es posible seguir allí las noticias más importantes. Ayer a
la tarde, entonces, quise ver a través de la página de uno de los
periódicos más leídos en nuestro país, qué decía sobre la celebración
de la Navidad. Hacían una recorrida fotográfica sobre la preparación de
la Navidad 2004. No esperaba encontrarme con la foto de algún pesebre,
pero ante mi sorpresa, no sólo no encontré eso, sino que en ninguna de
las catorce fotos que se presentaban, había la más mínima referencia al
sentido religioso de esta celebración. Por si hiciera falta, les pongo
aquí dos de esas fotos. En la primera de ellas, un grupo de personas,
en Madrid, con disfraces de Papa Noel, esperan, adornados con sus
billetes, la resolución del sorteo de Navidad. En otra de ellas, un
maestro repostero se ocupa con dedicación digna de los más altos
propósitos de terminar su torta con forma de Papa Noel. Las otras doce
eran similares...
2. JESÚS VIENE CADA NAVIDAD EN
EL PESEBRE, Y SE QUEDA TODO EL AÑO EN EL SAGRARIO...Tenemos derecho,
entonces, a preguntarnos: ¿Puede un nacimiento cambiarnos la vida?
¿Puede esta Luz, que viene del Cielo, vencer las tinieblas de la
tierra? La respuesta es que sí. San Juan nos dice cómo: La Palabra de
Dios, que estaba junto a Dios, que era Dios, y con la que se hizo todo
lo que hay en el mundo, vino a los suyos, aunque los suyos no lo
recibieron. La Palabra se hizo carne, y así nació Jesús. Él es la
Palabra de Dios...
Pero además, como nos decía
anoche Juan Pablo II en la Misa de Gallo que él presidió en la Basílica
de San Pedro (dicho sea de paso, en Roma, como en otras ciudades del
mundo, esta Misa sigue celebrándose a la hora en la que siempre se la
celebró, a las 12 de la noche, es decir, cuando empieza el día 25; y el
Papa, de quien muchos esperan que renuncia de una vez por todas, porque
les parece que ya no tiene las fuerzas que ellos creen necesarias para
cumplir su misión, estaba con toda entereza y firmeza presidiendo la
celebración romana de la Navidad), este mismo Jesús que nació en Belén
para llenarnos con su Luz y disipar todas nuestras tinieblas, es el que
está esperándonos todos los días del año en el Sagrario. Este Niño
Jesús, tierno en el Pesebre y sufrido en la Cruz, está hecho alimento
para nuestra salvación, y se nos ofrece todos los días en la
Eucaristía. A todos y a cada uno de nosotros nos basta recibirlo a
Jesús, y aceptarlo con toda su Palabra salvadora, que ordena nuestra
vida, para que se disipen las tinieblas en las que nos vemos
envueltos...
3. EL PESEBRE NOS ENSEÑA QUE
SIEMPRE HAY NAVIDAD PARA LOS MANSOS Y LOS HUMILDES... Sirva ahora un
cuento, que nos muestra qué hay que hacer para recibir a Jesús. El
Ángel Gabriel, cuando ya estaba por nacer Jesús, pensó que había que
invitar al menos a algunos animales para cuando éste naciera, ya que
los hombres no querían estar con él. Enseguida se supo, y los animales
hicieron cola para presentarse. Primero llegó el león, y dijo: "Yo
puedo estar, porque soy el Rey de la Selva. Además, puedo servir de
mucho a Jesús, ya que si alguien quiere atacarlo, yo lo destrozo". No,
pensó el Ángel, no sirve, este es DEMASIADO VIOLENTO (como a veces
podemos serlo nosotros mismos, incluso cuando reaccionamos en defensa
del bien)...
Siguió el zorro, y dijo: "yo
puedo estar, y puedo ser de mucha ayuda, porque como zorro que soy,
puedo ir cada noche a un gallinero y robar un pollo, para que la
Sagrada Familia tenga algo que comer". No pensó el Ángel, este es
DEMASIADO LADRÓN (como puede sucedernos a cualquiera de nosotros, si
queremos todo para nosotros, y no dejamos nada, ni siquiera un espacio
en nuestra vida, para los demás)...
Siguió el Pavo Real, que dijo: "yo
puedo estar, y desplegando mis plumas puedo adornar el Pesebre, que
estará más elegante que un Palacio". No, pensó el Ángel, este es
DEMASIADO ORGULLOSO (como puede ocurrirnos a cualquiera de nosotros, si
nos tomamos demasiado en serio y pensamos que somos imprescindibles
para los demás). Y después los pájaros, que caían en picada y
levantaban vuelo, y el Ángel pensó, no, ESTOS SON DEMASIADO RUIDOSOS
(como puede serlo cualquiera de nosotros, si estamos demasiado ocupados
de que los demás vean lo buenos que somos y todo lo que hacemos)...
Sólo quedaban en el campo un buey y un asno.
El Ángel les preguntó: "y ustedes qué pueden hacer?" Ellos dijeron:
"Nosotros hemos aprendido a no hacer nada fuera de lugar, porque si no,
nos pegan y nos dejan sin pasto y sin agua. Lo que podemos hacer es
mover las colas, y con eso espantar las moscas, para que no molesten al
Niño Jesús". Estos sí, dijo el Ángel, porque son mansos y humildes.