El Amor de Dios puede más...
Queridos amigos:
1. LA MUERTE GOLPEA A TODAS LAS
PUERTAS, A VECES DE MANERAS MÁS ABSURDAS... Seguramente todos nosotros
le cantaríamos a Juan Pablo II, con profunda emoción, lo que los
polacos le cantaban cada vez que los visitó en su tierra natal o cuando
ellos peregrinan a Roma, diciéndole "¡Sto lat!", que en polaco
significa "que vivas 100 años". Sin embargo, no nos sorprendería si en
cualquier momento, o en poco meses, o en poco años más, supiéramos que
ha muerto. Porque su cuerpo está muy gastado (hoy, aunque lo intentó
varias veces, no alcanzó a pronunciar las palabras de la bendición
pascual, que tuvo que limitarse a entregarnos con un elocuente
silencio). También nosotros, si ya tuviéramos muchos años, arrugas y
achaques, con las articulaciones cada vez más duras y los músculos cada
vez más blandos, podríamos pensar que, quizás, que nuestra muerte está
más cerca que hace unos cuantos años atrás. Aunque cuando golpee a
nuestra puerta, es posible que queramos demorarnos en prestarle
atención, no podemos dudar que, a medida que pasa el tiempo, está más
cerca su visita, que en algún momento, más tarde o más temprano
llegará...
Pero hay otras muertes que
resultan mucho más absurdas, por el modo en que se llega a ellas. Es lo
que sucederá inevitablemente con Terri Schiavo, esta mujer sobre cuya
supervivencia se discute ahora judicialmente en Estados Unidos, sin
hacer caso a los reclamos desesperados de sus padres (en la foto de la
izquierda se la ve a ella acariciada con cariño por su madre), para que
le vuelvan a conectar la sonda con la que se le daba alimento e
hidratación, que le fue desconectada por la decisión de un Juez ante el
pedido de su esposo, y que ni siquiera la súplica de los padres logra
cambiar. Para decirlo con toda claridad, se le ha negado a esta mujer
su derecho a tener lo más elemental, "pan y agua", si lo dijéramos con
los términos con los que Jesús nos llama a la solidaridad, para que a
nadie falte la posibilidad de atender a esta necesidad de la comida y
la bebida. Se le ha negado un derecho humano elemental, que a nadie se
pueden negar sin herir gravemente su dignidad...
También resulta absurdo e
incomprensible que se pueda pensar en el aborto como una solución. Es
verdad que a veces una vida puede estar cargada de dramas. Como sucede
cuando se sabe que el niño engendrado padecerá graves enfermedades de
las que hasta hoy no se conoce cómo curarlas, como resulta por ejemplo
con el SIDA. O cuando la vida es la consecuencia de una violación, de
la que la mujer no ha podido defenderse. O cuando la nueva vida se
gesta en una mujer que ya es madre de muchos hijos, a los que no
alcanza a alimentar dignamente porque no cuenta con los medios
necesarios para hacerlo. O cuando, por las razones que sean, de las que
quizás no están exentos de culpa los adultos que la rodean, la madre de
la criatura tiene catorce años o menos. Pero, ¿cómo pueden estos u
otros motivos llevar a pensar que la solución del problema consiste en
matar al más débil, al más indefenso, y ciertamente al que en todos
estos casos es sólo la víctima, ya que resulta libre de toda culpa y
cargo? Aunque se lo quiera mirar desde otro lado, no hay que perder de
vista que, cualquiera sea su motivación, el aborto siempre consistirá
en un asesinato. Por otra parte, No hay que perder de vista que Dios
siempre está presente en cada vida humana engendrada, ya que de Él
viene y a Él está destinada. Nadie aparece por equivocación en este
mundo, aunque a veces resulten extraños e inhumanos o perversos los
caminos. Toda vida humana proviene de Dios y tiene en Dios su último
destino, ya que a todos nos llama a un destino de eternidad, que él
mismo nos llama a alcanzar en plenitud, respondiendo con gratitud al
don de la vida...
2. EL AMOR DE DIOS PUEDE MÁS
QUE LA MUERTE. POR ESO JESÚS RESUCITÓ... El Amor de Dios es la causa y
la razón más profunda de la creación entera, coronada por el hombre,
salido de las manos creadoras de Dios para ser su imagen viva. Por eso
el Amor de Dios es la causa de la vida, de toda vida. Y como hemos
dicho más arriba, Dios es la causa profunda de la vida de todas y de
cada una de las personas humanas que han llegado, que llegan y que
llegarán a este mundo. Pero además, y con mucha más razón, Dios es
quien ha decidido darnos la posibilidad de participar en su propia
Vida, llamándonos a vivir en comunión con Él...
Dios remueve la piedra que tapa
el sepulcro, porque la muerte no puede con Él. Como María Magdalena y
los Apóstoles, también hoy nosotros vemos las huellas de Jesús
resucitado: a) El sepulcro vacío; b) Las apariciones a los Apóstoles,
de las que ellos nos dan un testimonio vivo y contundente, ya que lo
vieron, lo tocaron, hablaron y comieron con Él. a nosotros sólo nos
hace falta hacer lo que hicieron María Magdalena y los Apóstoles, como
nos muestra el Evangelio de hoy: ver y creer. En realidad, sólo nos
hace falta convencernos de algo que es evidente: Dios puede más que la
muerte, los signos de la muerte no pueden con Él. Y para convencernos
de esto basta que aceptemos el regalo que Él mismo nos hace, cuando nos
da la fe...
Pero además del sepulcro vacío,
y las apariciones a los Apóstoles, de las que ellos nos dan un
testimonio vivo y contundente, ya que lo vieron, lo tocaron, hablaron y
comieron con Él, nosotros tenemos otro signo de la Resurrección:
podemos verlo y tocarlo a Jesús resucitado cada día en la Eucaristía.
Como nos dice el Juan Pablo II en la Encíclica que el año pasado dedicó
a la Iglesia que nace de la Eucaristía, con este Sacramento grande ya
no tenemos que esperar el más allá para recibir la Vida eterna, la
tenemos ya en la tierra como primicia o adelanto de la plenitud futura.
La Eucaristía, en cada Misa, nos decía el Papa en esa Encíclica, nos da
también la garantía de la resurrección corporal, ya que nos hace
participar del cuerpo de Jesús en su estado glorioso, del cuerpo de
Jesús resucitado...
3. HAY QUE RECIBIR EL AMOR DE DIOS, Y VIVIR
EN ÉL, PARA PODER MÁS QUE LA MUERTE... El Amor de Dios, es poderoso,
puede más que el pecado y que la muerte. Bastará, entonces, que
recibamos ese Amor con las ventanas del corazón bien abiertas, para que
también nosotros podamos más que la muerte...