Para entender este mundo...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 3 de julio de 2005, XIV Domingo del Tiempo Ordinario del Ciclo Litúrgico A, en el Hogar Marín. Me basé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa del día:


Periódico1. A VECES HAY COSAS QUE A LOS HOMBRES DE NUESTRO TIEMPO LES CUESTA MUCHO ENTENDER...  Por poco que nos pongamos a leer lo que nos dicen los periódicos, rápidamente vamos a concluir que los hombres de nuestro tiempo parecen padecer un irremediable embotamiento de sus mentes, que les impide entender las cosas más simples y sustanciales...

Durante estos días nos vimos sorprendidos con la noticia de un fallo de la Suprema Corte de la provincia de Buenos Aires que autorizaba a realizar un "aborto terapéutico" (lo pongo entre comillas, porque la expresión es tan contradictoria como esta otra, más explícita, pero que no dice nada que no esté incluida en la anterior: "asesinato terapéutico"). Resulta que una señora, que padece de obesidad, tabaquismo e hipertensión, quedó embarazada, y acudió a la Justicia, porque los médicos le hicieron saber que ese embarazo ponía en riesgo su vida...

PensativoCabe preguntarse si el asesinato del único que no puede opinar (todavía) sobre este asunto, el hijo que lleva esta madre en su seno, es el único y el mejor método o medicina para tratar estas enfermedades de la madre. De hecho, un reconocido y especializado Hospital universitario dirigió por escrito al Hospital donde la señora había sido atendida, para ofrecerle todos los servicios, incluido un nuevo diagnóstico y los tratamientos necesarios, para intentar otra solución, que contemplara la posibilidad de intentar salvar la vida de ambos, madre e hijo. Pero algo tan simple y urgente como el valor de la vida, parece difícil de entender a muchos hombres de nuestro tiempo, al punto que se caiga en la contradicción de pensar que el asesinato es la solución a algunos problemas de la vida)...

En otro país (gracias a Dios no todavía en nuestra patria, aunque ya hay intentos), se acaba de promulgar una ley que autoriza el "matrimonio de homosexuales". ¿Cómo se puede llegar a pensar que ese tipo de unión, del que no es posible pensar como resultado el oCiego al vacíorigen de una nueva vida, ya que éste reclama la heterosexualidad, además del amor y la responsabilidad, pueda equipararse a la que precede a toda otra comunidad humana, ya que es la base y el origen de todas ellas, como es la unión perdurable de un hombre y una mujer, con la finalidad de constituir una comunión de toda la vida, ordenada por su propia índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole? Evidentemente se tiene que haber perdido mucho la capacidad de captar el sentido de las cosas, para llegar a semejante confusión, como para llamar a esa unión pretendida "matrimonio"...

Lo que sucede en nuestro tiempo es que la ciencia, y quizás también la inteligencia colectiva (distinta a la inteligencia individualizada de todos los que forman la comunidad humana, parecen haber perdido su centro de gravedad (de atracción), que está en Dios. Y cuando esto sucede, irremediablemente se pierde la posibilidad de entender todo lo que surge del amor creador de Dios, cuyo centro lo constituye precisamente el hombre. De esta manera, los hombres que parecen perder su capacidad de comprenderse a sí mismos porque pierden su centro de gravedad, que es Dios, se asemejan irremediablemente a un ciego voluntario que, tapándose los ojos, pretende tirarse de un trampolín negándose a ver que la pileta que lo espera está vacía, y en ella terminará de bruces, rompiéndose la cabeza. Por eso Jesús hoy quiere enseñarnos algo muy sencillo, que pueden ayudarnos a entender las cosas más importantes de la vida...

Beso2. LOS HUMILDES Y PEQUEÑOS PUEDEN ENTENDER ESTE MUNDO, Y CAMBIARLO CON SU AMOR... Para entender este mundo, lo que hace falta es acceder a la sabiduría de Dios, de cuyas manos proviene. Y Dios revela su sabiduría no a los "sabioas y prudentes" según los criterios de este mundo, sino a los humildes y pequeños. Si quisiéramos corroborarlo, nos sobrarían los ejemplos, que cada uno de nosotros, de una u otra manera, seguramente hemos podido comprobar más de una vez. Las pequeñas cosas, que provienen del amor, son las que se hacen firmes y consistentes, y tienen todas su raíz en la sabiduría de Dios. Y con un amor perseverante, que se alimenta de Dios, no sólo se comprenden sino que también se transforman todas las cosas, haciéndolas a la medida de Dios...
 
Beata Teresa de CalcutaTodos conocemos personas que con sus vidas nos han mostrado, de una manera convincente y entusiasmante, que el amor, que nace desde la sencillez del corazón, puede hacer grandes cosas. La Beata Teresa de Calcuta les decía, hace ya muchos años, a las madres que se disponían a asesinar a sus hijos a través del aborto, que se ahorraran semejante dolor. Les pedía nada más que la paciencia de darlos a luz y que, después, si no podían o no querían hacerse cargo de ellos, se los dieran, que ella junto con las Hermanitas de su Congregación, se dedicaría a cuidar de ellos, para que pudieran desarrollar el don de la vida que recibían de Dios. Es curiosa la perseverancia del amor...

MadreLa Beata Teresa de Calcuta dedicó todos sus esfuerzos y los de su Congregación a atender a los moribundos, a los niños abandonados, a los más pobres entre los pobres. Y en ese amor dedicado y perseverante confluían los esfuerzos por la atención de los que no llegaban a nacer, y los que se morían abandonados por las calles de Calcuta. Podríamos decir que ella, sabiéndose pequeña, se dedicaba a atender a los pequeños, en los que veía el rostro de Dios...

A nosotros puede parecernos que confiar en la fuerza del amor para poner remedio o cambiar las cosas que no funcionan en nuestro mundo de hoy es una empresa gigante, imposible e ilusoria, una verdadera "quijotada". Podríamos pensar también que dedicarse a ello sería una carga insoportable. Quizás por ello más de una vez no nos hemos animado a emprender con convencimiento el camino del amor, por temor al fracaso y al consiguiente papelón que le seguiría. Pero, ¿no es eso mismo lo que han emprendido todas las madres, de las que nosotros hemos recibido la vida? Seguro que también ellas han sabido del temblor ante lo que parece una audacia inaudita. Pero sus ejemplos nos muestran que siempre se puede, cuando se parte de la sabiduría de Dios, que es la sabiduría del amor, y se está dispuestos a dar por ella la vida. Jesús nos dice, por otra parte, que aunque parezca otra cosa, se trata de un yugo suave y de una carga liviana...

Bueyes3. EL YUGO ES SUAVE Y LA CARGA LIVIANA, SI SE LLEVA LA DE JESÚS, Y CON JESÚS... El yugo es un instrumento que presta un servicio impresionante, de una manera muy simple. Hace que los que se unen con él tiren para el mismo lado y sumen sus fuerzas (a propósito, ¿no es luminoso pensar que a los que constituyen un matrimonio los llamamos cónyuges precisamente porque unen sus fuerzas, que son distintas y propias cada una de su propia naturaleza y virtud personal, sumándolas para realizar algo que de otra manera, cada uno por su lado, no podrían lograr, como es la felicidad eterna a través de la donación mutua?). Por eso, la invitación de Jesús es a compartir su yugo y su carga...

BueyesTengamos en cuenta, cuando recibimos esta invitación de Jesús para que llevemos con Él su carga, que Él ya la llevó desde la Cruz a la Resurrección. Se trata de una carga, entonces, desde donde surge la vida eterna para todos los hombres que quieran recibirla. Si llevamos con Jesús su yugo suave y su carga liviana, estaremos tirando para el mismo lado que Dios, y sumando con Él nuestras fuerzas. ¿Qué mejor garantía podemos pedir de llegar a la meta?

El yugo de Jesús, que nos permite contar con sus fuerzas, que llevan la mayor parte del peso, es la Cruz. Y la carga es el amor. Ese amor que hace falta para cambiarle el rostro a nuestra familia, a nuestra tarea de cada día, a nuestra empresa, a nuestra nación. Un amor con el que se toma en serio la decisión de hacer lo que es bueno para todos. Un amor que nos ayuda a tirar a todos para el mismo lado, para el lado para donde tira Dios, un amor que se haga firme en la tierra y haga de nuestro camino en ella un camino hacia la Vida eterna...

Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
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