Toda la vida...
Queridos amigos:
1. NO TODOS LOS MOMENTOS DE LA VIDA SE VIVEN
CON LA MISMA INTENSIDAD... Por ejemplo hoy, que hemos subido a esta
montaña, los momentos más intensos son dos. Por un lado, el comienzo,
cuando nos dispusimos a enfrentar el desafío, con toda la carga de
ansiedad y expectativas que nos impulsaron a esta aventura. Y por otro
lado estará el final, cuando lleguemos, unos siguiendo todavía más
arriba que este punto, y otros continuando con nuestro descenso hasta
el punto de partida, y junto con todo el cansancio acumulado, vivamos
el gozo de la meta alcanzada, con toda la perspectiva que nos dará el
camino recorrido...
2. LA VIDA ES UNA VOCACIÓN, ES
DECIR, UN LLAMADO QUE NOS HACE DIOS... De nuestra parte, entonces, la
vida siempre es una respuesta a Dios, que nos ha llamado. Él es quien
nos llama a la vida, y con el Bautismo hace de nuestra vida un llamado
a la santidad y a la eternidad, tal como lo reconoce San Pablo para su
propia vida, en el comienzo de la primera carta a los Corintios, que
fue nuestra segunda lectura de hoy...
La vocación, el llamado de Dios, tiene
algunos signos externos, no siempre fáciles de interpretar, pero que
todos de algún modo pueden ver. Juan el Bautista descubre en Jesús los
signos que lo muestran como el Hijo de Dios, el Cordero de Dios, que es
capaz de vencer el pecado del mundo, y da testimonio de ello con
valentía. Pero la vocación, el llamado de Dios, también tiene sus
huellas en el interior de cada uno de nosotros. Y por eso cada uno de
nosotros tiene que hacer el trabajo de reconocerlas, para poder
responder con fidelidad a Dios. El mismo Jesús hubo de reconocer los
signos con los que su Padre le señaló el camino, desde el Pesebre hasta
la Cruz, por el que hubo de realizar nuestra salvación, a través de la
Resurrección...
3. TODA LA VIDA ES EL ESPACIO
DE NUESTRA RESPUESTA A DIOS... El nos ha llamado. Haber nacido, haber
sido bautizados y haber caminado hasta hoy en el camino de la vida nos
ha servido para ir descubriendo el camino por el que nos sigue llamando
Dios...