Siempre bien dispuestos...
Queridos amigos:

1.
ALGUNOS ESTÁN SIEMPRE BIEN DISPUESTOS PARA
TRABAJAR, OTROS SÓLO EN EL ÚLTIMO MOMENTO... Pasa en las mejores
familias. Cuando llega la hora del trabajo (cocinar, poner la mesa,
limpiar los platos, cortar el pasto), hay algunos que siempre están
preparados, "con las manos en el rastrillo", bien dispuestos y prontos
para lo que haya que hacer...
Lo
mismo que pasa en las
familias sucede aquí en el Hogar Marín, y en todo grupo humano, como
también en el país, y hasta en la Iglesia. Algunos están siempre
dispuestos a hacer lo que hace falta, poniendo el hombro apenas se hace
necesario. Y otros escapan todo lo que pueden, hasta el último momento,
suponiendo que son los demás los que tienen que cargar con el esfuerzo
de llevar las cosas a su término, de poner las manos en la carretilla
y
empujar para adelante...
2.
DIOS LLAMA EN TODO MOMENTO, HAY QUE ESTAR SIEMPRE BIEN DISPUESTOS... Todo el
tiempo resuena para cada uno de
nosotros un llamado de Dios, al que podemos responder o dejarlo pasar
en silencio. Jesús, Dios hecho hombre por Amor, para salvarnos con la
fuerza de su Amor, está siempre esperando una respuesta de amor a su
llamado. Dios no nos hace llegar su llamado por telegramas. Yo, al
menos, no he recibido ninguno. Pero las personas que nos rodean son
como cajas de resonancia en las que resuena el llamado de Dios, que nos
llega desde ellas como un eco. Cada vez que alguien tiene derecho a
esperar algo de nosotros, sea que nos lo reclame o que guarde silencio,
estamos ante un llamado de Jesús, que espera una respuesta de amor.
Y esa respuesta no puede postergarse, porque hacerlo sería lo mismo
que
negarla. Aunque Dios habitualmente no mande telegramas, su voz es
inconfundible...
Para todos resuena una llamada de Dios, a
toda hora, desde la primera hora del día hasta que éste se termina. Hoy
especialmente nadie puede hacerse el distraído, pensando que el llamado
es para otros. En la familia, por supuesto, y aquí en el Hogar Marín
como también en la Iglesia, resuena la llamada de Dios para cada uno de
nosotros, a la espera de que ocupemos activamente nuestro puesto.
Pero también en esa familia grande, la casa de todos, la tierra de
nuestros padres, la patria, nos reclama, y nadie puede pensar que el
que tiene que responder es el otro...
Al contrario, hace falta que
estemos siempre bien dispuestos, "con las herramientas en la mano" para
responder sin demora, cada vez que Dios reclama de nosotros una
respuesta de amor, en las mil y una circunstancias en las que nuestros
hermanos, con sus palabras o sus silencios, nos hacen ver lo que pueden
esperar de nosotros...
3. DIOS NOS LLAMA PORQUE ÉL ES
BUENO, Y YA SU LLAMADA ES UN GRAN PREMIO... Dios no nos llama en razón
de nuestros méritos, ni nos paga por nuestros servicios, como si nos
debiera algo equivalente a un precio por lo que hemos hecho. Dios nos
llama simplemente porque Él es bueno...
El sólo hecho de haber sido
llamados a formar parte de su familia, a estar con Él en esta barca,
que es la Iglesia, a la que nos subimos por la Fe, en la que vamos
navegando unidos a todos los que se han subido respondiendo a la misma
invitación que les ha dirigido Jesús, desde el punto de partida (el
Bautismo) hasta la meta, es (que es el Cielo) es ya un gran premio...