1. LAS
FECHAS LLEGAN DE UNA
MANERA INEXORABLE, AUNQUE NO LAS
PREPAREMOS... Para eso basta que las hojas del calendario vayan
avanzando, como de hecho lo hacen sin detenerse. Apenas "ayer"
comenzaba el año 2007, y ahora ya
hemos iniciado su último mes y vamos llegando a su fin.
"Anteayer"
comenzaba el nuevo milenio apenas concluida la celebración
del gran
Jubileo del año 2000, y ahora ya nos encontramos en los
últimos años de
su primera década. Los
días, las semanas y los años se suceden sin
interrupción, uno tras
otro. Dentro de cada año también se suceden con
ritmo implacable las
estaciones, según su
invariable sucesión: primavera, verano, otoño e
invierno. Y todo esto
sucede sin
necesidad de que nosotros hagamos nada...
Ante esta
secuencia
ininterrumpida que nos impone el tiempo, nosotros podríamos
tener una
actitud resignada y pasiva que nos llevara a quedarnos resignados
mirando cómo
pasa el tiempo y lamentándonos cada tanto pensando que "todo
tiempo
pasado fue mejor" (es un refrán engañoso, porque
nuestra mirada sobre
el pasado siempre nos lo presenta coloreando sus alegrías y
empequeñeciendo sus tristezas). Sin embargo, no es bueno ni
hace falta
que nos quedemos "quietos"
esperando simplemente que el tiempo pase, como si se tratara de un mal
ante el que no tenemos remedio y frente al que nada podemos hacer,
como si sólo tuviéramos que esperar que el paso
de los días nos
deposite en la muerte. El
tiempo no sólo "sucede". Nosotros estamos dentro del tiempo
y somos
parte de él, participamos activamente en lo que sucede en el
tiempo, ya
que dentro de él vamos construyendo cada uno de nosotros su
propia
historia...
En este
tiempo hay que estar
prevenidos y despiertos Hay muchas cosas que
nos pueden distraer, impidiendo que nos preparemos para esta fiesta. Si
esto sucediera podríamos perder la oportunidad de celebrarla
bien,
"como Dios manda",
y nos quedaríamos sólo en la cáscara,
sin llegar a
su
corazón. Quedarse en la cáscara sería
dejarnos absorber por lo
secundario (los adornos
de la casa, las
tarjetas de saludo, las comidas especiales, las despedidas de fin de
año, los regalos), sin dar trascendencia al Nacimiento de
Jesús, que es
el motivo de esta fiesta
grande. De hecho, las fiestas comienzan ya desde el momento en que
comenzamos a prepararlas, sobretodo cuando las preparamos junto a
otros, como sucede con las fiestas de familia, como lo es por
antonomasia la de Navidad. Pero también vale decirlo de la
fiesta del
Cielo, la última y definitiva, que comienza a vivirse desde
el momento
en que comienza a preparársela. Por eso hoy Jesús
quiere despertarnos,
para que no dejemos de prepararnos para la Navidad y para el Cielo...
2. VAMOS A RECIBIR A
JESÚS, QUE
VINO EN BELÉN, VIENE CADA DÍA Y VENDRÁ
EL ÚLTIMO DÍA... "La salvación
está ahora más cerca de nosotros que
cuando abrazamos la fe", nos dice San Pablo. Y él
sabe que Jesús es
nuestra salvación. Si ahora está más
cerca, es porque Jesús cada día
viene hacia nosotros...
Lo que celebramos nos
marca
cuáles son las cosas importantes, las que no podemos olvidar
a la hora
de preparar la Navidad, para que sea una fiesta de Paz. "No
más peleas
y envidias", nos dice San Pablo. Porque la paz, que es por antonomasia
el nombre de la Navidad, no caerá desde el Cielo,
sólo porque nos
sentemos a esperarla. La paz requiere el esfuerzo de cada uno
de
nosotros para entendernos con nuestros parientes, con nuestros vecinos,
con nuestros amigos, con nuestros conciudadanos, con nuestros enemigos,
con los que nos visitan y con los que nos olvidan, con los que nos
cuidan y con los que nos maltratan, con todos los hombres del mundo
entero...
Este
camino reclama de nosotros el esfuerzo para entendernos, el
esfuerzo de dar espacio a nuestros hermanos en nuestros corazones y de
abrir nuestros brazos para abrazarnos con ellos. Y
mientras se acerca la Navidad, para recibir a Jesús que
viene cada día
hacia nosotros, podríamos aplicar estos esfuerzos a la
relación con
nuestros parientes, con nuestros vecinos, con nuestros amigos y
nuestros enemigos, buscando con oración, sacrificio, fe y
alegría, para
preparar de la mejor manera esta Fiesta de familia...
3.
NO HAY TIEMPO QUE
PERDER,
HAY QUE ESTAR DESPIERTOS: JESÚS LLEGA
ENSEGUIDA... Viene Jesús, y no hay tiempo que perder, porque
antes que
nos demos cuenta, en poco más de cuatro semanas, estaremos
celebrando
la Navidad...
Jesús llega en esta
Navidad, como llega también en cada día, y
como vendrá también al final, a la hora de la
verdad, que será para
cada uno de nosotros el último día de nuestra
vida. Hay que estar
despiertos y dispuestos para recibirlo siempre, y del mejor modo...Volver al inicio de la predicación...
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