1. LEVANTAMOS LAS
BANDERAS PORQUE SON SIGNOS DE NUESTROS VALORES... En
primer lugar lo decimos de la bandera que nos identifica como nación
en esta patria ("tierra de nuestros padres", según el origen de la
palabra). Esta bandera tiene unos colores y un diseño que la convierten
en un símbolo de nuestra convergencia en torno a lo que hemos recibido
como herencia común...
También usamos
banderas de menor trascendencia para nuestras opciones
de carácter más personal, por ejemplo las de nuestra afición
futbolística, o de cualquier otra especie deportiva. También en este
caso las banderas simbolizan aquellas opciones que nos entusiasman,
que nos encienden, que nos motivan para seguir una y otra vez,
alentando y disfrutando, la suerte de nuestros héroes deportivos...
Pero
cabe preguntarse: ¿No podremos también tener banderas o símbolos para
los
valores más profundos y esenciales, aquellos que definen nuestra vida
de una manera definitiva y nos orientan y guían en las opciones
fundamentales? Evidentemente la respuesta tiene que ser positiva, y lo
normal es que estos símbolos sean los que más nos identifiquen...
2. JESÚS
NOS FUE ENTREGADO EN LA CRUZ PARA DARNOS LA VIDA ETERNA... La
cruz fue por mucho tiempo un instrumento para sentenciar y
torturar a
los condenados a muerte. Los romanos la recibieron de los griegos y la
utilizaban para ajusticiar a los que no eran ciudadanos romanos...
Jesús
vino a rescatarnos del dolor y de la muerte, consecuencias ambas
del pecado, que es el rechazo de Dios. Y lo hizo a través del dolor y
de la muerte. Desde ese momento, entonces, todo dolor y toda muerte nos
hablan no sólo de su amenaza y de la desazón que crean en todos los que
sabemos que hemos sido hechos para la vida y no para la muerte, sino
también del triunfo del Amor de Dios, que de la muerte hizo surgir la
Vida, y desde el dolor hizo posible la alegría de la resurrección. Por
eso la Cruz ha resumido en sí misma todo el dolor y la muerte que han
dado, dan y darán vuelta por el mundo, y los ha derrotado, haciendo
posible que desde su mismas entrañas surja la Vida que Jesús nos ha
ganado con la Resurrección...
3. LA CRUZ NOS DICE
QUÉ HACER CON TODO LO QUE LLEVA SU MARCA... Pero, de todos modos, igual
que los símbolos patrios, o los
menos importantes o trascendentes, como los deportivos, tampoco el
símbolo puede ser sólo un adorno. La Cruz nos habla de lo que Jesús
hizo por nosotros. Nos garantiza que no hay dolor que pueda ser inútil
si lo unimos a la Cruz de Jesús, ni muerte que no lleve a la Vida, si
aceptamos el amor redentor de Jesús. Por eso, las Cruces que
ponemos en
diversos lugares, que llevamos prendidas o colgadas, o que levantamos
como banderas, son todo un programa de vida. Y donde sea que hayamos
puesto una Cruz, tendremos que tener presente que no se trata sólo de
un adorno, porque desde ella nos llegará la mirada de Jesús...
La Cruz que llevamos
colgada en el cuello o con un prendedor en la ropa,
entonces, podrá ser de un material más o menos valioso, pero deberá
ayudarnos siempre a grabar la Cruz a fuego en el corazón, y desde allí
convertirse en un efectivo programa
de vida que guía todos nuestros pasos...
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