Si conocieras el don de Dios...

Queridos amigos:
 
Aquí va mi predicación del 3 de marzo de 2002, Tercer Domingo de Cuaresma. Me apoyé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa del día:
  1. El pueblo, torturado por la sed, protestó contra Moisés diciendo: «¿Para qué nos hiciste salir de Egipto? ¿Sólo para hacernos morir de sed, junto con nuestros hijos y nuestro ganado?»... ellos provocaron al Señor, diciendo: «¿El Señor está realmente entre nosotros, o no?» (Exodo 17, 3 y 7).
  2. La esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado...   la prueba de que Dios nos ama es que Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores (Romanos 5, 5 y 8).
  3. Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: «Dame de beber», tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva»... el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna»... «Ya no creemos por lo que tú has dicho; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es verdaderamente el Salvador del mundo» (Juan 4, 10, 14 y 42).

 
Aislado1. NO SÓLO EN EL DESIERTO SE TIENE Y SE SUFRE MUCHO LA SED... También se puede estar en medio del mar, en una isla rodeado de agua no potable, y pasar mucha sed. Necesitamos el agua porque es vital, tan vital para nosotros como el oxígeno (en realidad, me parece que en nuestro cuerpo hay mucha más agua que oxígeno...).
 
Pero ni siquiera sólo en el desierto o en el mar sin agua potable se puede tener sed. Hoy le sucede a muchos en cualquier ciudad o rincón de nuestro país, porque hay mucha hambre y sed. El 40 % de nuestra gente está por debajo de la línea de pobreza, quiere decir que cada 10 personas, 4 no tienen lo mínimo necesario para vivir con dignidad (seguramente ninguno de nosotros es uno de esos cuatro...).
 
Sin embargo, hay que tener en cuenta todavía que el hambre y la sed son algo más que la necesidad de algo material. Por eso en nuestra patria, y con razón, hay también hambre y sed de justicia, que se convierte en un clamor que llega al Cielo.
 
Yendo todavía más hondo, y teniendo en cuenta que estamos hechos para algo más que comer y beber, decía San Agustín en una oración: "Nos hiciste, Señor, para Ti, y mi corazón está inquieto hasta que repose en Ti". Estamos hechos para Dios, y sólo Él puede calmar nuestra sed. Esa sed de más, sed de vida, sed de vida Eterna, en definitiva, sed de Dios. Por eso, aunque de una manera mágica pudiéramos hacer hoy justicia en nuestra tierra, y lograr que todos tuvieran lo que necesitan y a nadie le falte lo que le hace falta, todavía faltaría algo para calmar la sed...
 
Catarata2. SÓLO EL AMOR DE DIOS PUEDE CALMAR NUESTRA SED... "Si conocieras el don de Dios", dice Jesús a una mujer samaritana. Dios tiene un don capaz de calmar nuestra sed. Ese don es su Amor. Es un regalo gratuito, que no se paga, sólo hay que pedirlo y Él lo regala, por eso lo llamamos también "gracia".
 
Puede ocurrirnos que no nos demos cuenta lo que vale y lo que nos hace falta este don, y lo dejemos pasar, desaprovechándolo. A veces los que parecen estar "en la vereda de enfrente", porque dicen no conocer a Dios, son los que nos recuerdan los tesoros que pertenecen a nuestra fe y nosotros tenemos olvidados. Decía Antonio Machado, que era agnóstico, en una poesía en la que, sin conocerla, describía lo que nosotros llamamos "gracia", y que no es otra cosa que el amor de Dios derramado sobre nosotros:
 
"Anoche cuando dormía / soñé, ¡bendita ilusión! / que una fontana fluía / dentro de mi corazón. / Di, acequia escondida: / ¿de dónde vienes hasta mí, / manantial de nueva vida / de donde nunca bebí? / .../ Anoche cuando dormía / soñé, bendita ilusión, / ¡que era a Dios a quien tenía / dentro de mi corazón!
Una poesía que nos describe con precisión lo que es el amor de Dios (al final agrego el texto completo de la poesía...).
 
Catarata3. Hoy, que hay tantas urgencias en Argentina, quizás más que nunca, DIOS NOS LLAMA A BEBER DE SU FUENTE PARA SER TESTIGOS DE SU AMOR... Es el amor, el amor social, el pacto social que nos tiene que unir a todos los que habitamos en este suelo, por donde tiene que comenzar la reconstrucción de nuestra nación. Bebiendo del Amor de Dios podremos encontrar mejor los caminos para saciar el hambre y la sed que hoy hay en nuestra patria, sobre todo el hambre y la sed de justicia y de paz. La Palabra de Dios y los Sacramentos son hoy para nosotros la fuente en la que podemos alimentarnos del Amor de Dios. Son los signos eficaces del Amor de Jesús, el Agua Viva, manantial de Vida Eterna, capaz de calmar nuestra sed...

Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:

ANOCHE, CUANDO DORMÍA... (Antonio Machado)
 
FuenteAnoche, cuando dormía,
soñé, ¡bendita ilusión!
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.
 
AcequiaDi, acequia escondida:
¿ de dónde vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
de donde nunca bebí?
 
PanalAnoche cuando dormía,
soñé, ¡bendita ilusión!
que una colmena tenía
dentro de mi corazón.
 
MielY las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas,
blanca cera y dulce miel.
 
SolAnoche cuando dormía,
soñé, ¡bendita ilusión!
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.               
 
FuegoEra ardiente porque daba
calores de dulce hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.
 
Espíritu SantoAnoche cuando dormía,
soñé, ¡bendita ilusión!
¡Que era a Dios a quien tenía
dentro de mi corazón!