Una Mesa especial...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 18 de junio de 2006, Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Jesús del Ciclo Litúrgico B, en el Hogar Marín:

Mesa familiar1. EN OCASIONES ESPECIALES, LA MESA SE PREPARA DE MANERA ESPECIAL... Por ejemplo, las celebraciones importantes, como un cumpleaños o un aniversario, suelen ser motivo para reunirnos en torno a una mesa a compartir algo. Incluso las celebraciones litúrgicas principales, como Navidad o Pascua, nos llevan a reunirnos en torno a una mesa. También hoy, mientras en la Argentina se celebra el día del Padre (Canadá, Colombia, Chile, Francia, Japón, Holanda, México, Estados Unidos, Perú, Reino Unido, Panamá y Venezuela; en otros lugares se hace en fechas diversas), habrá mesas especiales que formarán parte del homenaje a los padres y la celebración de su día...

Familia cenandoPero la mesa es especial no sólo para las celebraciones, sino también para otras ocasiones de la vida. Cuando hay que arreglar temas o negocios importantes, suele ser buena idea reunirse en torno a una mesa. Así se inventaron los "almuerzos de trabajo", y para cuando hay que celebrar acuerdos o alianzas ya concretadas, las "cenas de trabajo". También, para los que tienen el síndrome de "estar siempre ocupados", existen incluso los "desayunos de trabajo" (dicho sea de paso, es difícil desayunar, almorzar o cenar trabajando; una cosa se hace bien, y la otra más o menos)...

Se hicieron famosos los almuerzos de Juan Pablo II, que había incluido en el programa de la visita periódica que los Obispos de un país tienen que realizar a Roma, cada cinco años, para dar cuenta de la marcha de su diócesis, un almuerzo con él, en grupos pequeños, en los que era más fácil y distendida la conversación en torno a una mesa, sin temas previamente acordados...

Día del padreParecería que todo es más fácil alrededor de una mesa bien servida. Es que la mesa nos habla de algo muy vital, como es el alimento cotidiano. Cuando se comparte la mesa se está compartiendo algo que es necesario cada día para reponer las fuerzas y reunir las energías que nos demanda el desgaste cotidiano. Compartir una mesa es compartir lo que nos sostiene cada día. Por eso los alimentos de una reunión en torno a una mesa en la que se comparte una alegría en común suelen tener relación con lo que se festeja. Sin en cada hogar donde se celebra el Día del Padre hubiera una "Hermanita María Sagrario", como aquí en el Hogar Marín, sin duda la mesa estaría coronada con una de esas tortas especiales que ella sabe preparar para cada ocasión...

También Jesús, en el momento culminante de nuestra salvación, cuando se disponía a marchar hacia la Cruz, se sentó con los Apóstoles a una Mesa, en la Ultima Cena (que fue la primera Misa), y renovó la Alianza inquebrantable del Amor de Dios por todos los hombres...

Exposición del Santísimo sobre el Altar2. JESÚS NOS SIRVE CADA DÍA UNA MESA ESPECIAL: LA EUCARISTÍA Y LA PALABRA DE DIOS... En la mesa de la Ultima Cena, cuando instituyó la Eucaristía, que hoy nos relata el Evangelio según San Marcos, Jesús llevó a su momento culminante su entrega total, para nuestra salvación. Todo lo que había tomado de nosotros (su humanidad), lo entregó en el Altar de manera anticipada (eso fue la mesa de la Ultima Cena). Y enseguida marchó hacia el Monte de los Olivos, donde comenzó la Pasión, que se completó en la Cruz, derramando su Sangre y entregando su Cuerpo. Lo que ya había puesto en manos de los Apóstoles a través del Sacramento de la Eucaristía (y a través de ellos en las nuestras por el ministerio de los sacerdotes), lo abonó con su entrega en la Cruz. Y como la Cruz no pudo con Jesús, sino que le abrió las puertas a la Resurrección (la suya, y la nuestra), su Sangre derramada y su Cuerpo entregado se convirtieron en anticipo del Cielo que esperamos, y donde Jesús mismo nos espera. Por eso hoy, cuando celebramos la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Jesús, nuestra Misa tendrá un corolario especial. Al final, recorreremos los pasillos del Hogar y las habitaciones de los ancianos que no pueden levantarse de su cama con la Custodia en la que llevaremos el Cuerpo de Jesús, para que a todos llegue, junto con Su presencia, Su bendición...

EucaristíaEn la Cruz y por la Resurrección, la Alianza inquebrantable de Dios con los hombres, se hizo nueva. De parte de Dios, el contenido de esa Alianza, como nos dice la Carta a los Hebreos en la segunda lectura, es en primer lugar el perdón de los pecados, que Jesús siempre pone a nuestra disposición. Además, la Resurrección de Jesús se convierte en la promesa y la garantía de la herencia eterna, que consiste en el Cielo (que se abrió para todos los hombres gracias a la entrega de Jesús en la Cruz y a su Resurrección)...

Pero toda alianza supone un compromiso de ambas partes. Por eso la Nueva Alianza que Dios hace en Jesús con todos los que quieren aceptarla, supone también algo de parte de nosotros. El contenido de esta Alianza lo expresa con toda claridad el pueblo reunido alrededor de Moisés, tal como lo dice el Libro del Éxodo en la primera lectura: "Estamos resueltos a poner en práctica y a obedecer todo lo que el Señor ha dicho". Esto significa que la Nueva Alianza sellada con la Sangre de Jesús entre Dios y todos y cada uno de nosotros, nos llama a vivir según su Palabra. Jesús es la Palabra de Dios hecha carne, y poner en práctica esa Palabra consiste sencillamente vivir como Él vivió...

Pan de Vida3. TAMBIÉN NOSOTROS SOMOS PAN, PARA SER PARTIDO Y COMPARTIDO... Jesús eligió este signo sacramental de su entrega: el pan, hecho de muchos granos de trigo, que se parte entre todos los que se sientan a una misma mesa. Su Cuerpo y su Sangre se hacen para nosotros alimento, y nos permiten vivir unidos a Jesús y fieles a su Palabra. Pero este alimento nos hace capaces de ser también nosotros un pan que se pone al alcance de todos. A cada uno de nosotros dio nos da especiales dones que sirven para el bien de nuestros hermanos. Cada uno de nosotros, entonces, se convierte en pan que puede alimentar a los demás, y puede ser compartido "en la mesa" de nuestros hermanos. Jesús nos hace "pan que puede ser servido" en la mesa (en la vida) de nuestros hermanos...

Pan partidoEso sí, el pan que se sirve en la mesa, no puede ser "compartido" si primero no es "partido". Jesús se queda entre nosotros precisamente a través de este Sacramento que nos habla de su propia entrega, y nos llama a seguir fielmente sus huellas, que nos llevan al Cielo, una meta que va mucho más allá de lo que por nosotros mismos hubiéramos sido capaces de alcanzar. Por eso el servicio al que somos llamados supone siempre de parte de nosotros estar dispuestos a ser "partido" por los demás, como Jesús lo fue en la Cruz. La entrega en el servicio supone nuestra disposición para ser "partidos" por los demás, hasta que nuestras migas se caigan de la mesa. Con nuestro espíritu de servicio, con nuestro amor cotidiano, desgastándonos para servir de algo a los que nos rodean y tienen derecho a esperar algo de nosotros (es decir, nuestros prójimos), somos pan que se parte en la mesa de la vida que Dios sirve a nuestros hermanos, y que ellos pueden compartir, si nosotros no se lo impedimos...


Lecturas bíblicas de la Misa del Cuerpo y la Sangre de Jesús, del Ciclo B:

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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
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