1. COMO TODOS LOS SERES
VIVOS, PARA TENER ENERGÍA NECESITAMOS LOS ALIMENTOS... Son vitales para
nosotros, desde el primer momento. Todos nacimos siendo bien pequeños,
y desde allí fuimos creciendo y haciéndonos más fuertes, gracias a los
alimentos (vemos a la derecha a Inés, una de las ancianas del Hogar de
Tacna, en pleno desayuno). A esta altura, cualquiera sea la edad que
tengamos, hemos
consumido una enorme cantidad. Haciendo un cálculo muy rápido y de una
forma muy conservadora, contando alimentos y bebidas, hemos consumido
al menos una tonelada por año cada uno de nosotros...
Cuanto más es el
ejercicio que hacemos, también es mayor la cantidad de alimentos que
necesitamos. Los que han vivido siempre aquí en la sierra, saben que
hace falta mucha energía para subir y bajar, para moverse de aquí para
allá. Además de moverse despacio, hace falta reponer las fuerzas con
los alimentos. Y las Hermanitas que
han puesto en marcha este nuevo Hogar para
ancianos en la ciudad de Tacna en Perú (la Madre Carmen María
[española] y las Hermanitas María Guadalupe [peruana], Edelmira
[colombiana] y Albina [argentina]), saben bien lo que significa la
necesidad del
alimento. No sólo porque
se ocupan cada día entero de conseguir y preparar lo necesario para los
residentes de este nuevo Hogar (Graciela, Inés,
Mateo, Alejandro, Juan Manuel, Francisco, Alfredo y Román), sino
también porque ellas mismas han debido esmerarse, realizando un inmenso
esfuerzo, para poner en orden la casa en la que los han recibido. Eso,
sin duda, ha requerido de ellas no sólo mucho amor, sino también
enorme energía, y en consecuencia sencillo pero a la vez eficaz
alimento...
Sin embargo, por más
que nos esforcemos, nunca nos va a alcanzar el
alimento que está servido a nuestra mesa en el desayuno, el almuerzo y
la cena. Ni siquiera contando con la Hermanita María Guadalupe y las
maravillas que es capaz de hacer en la cocina, y por supuesto con la
generosidad de los bienhechores (a través de los cuales la providencia,
que las Hermanitas saben conmover a través de San José, patrono de la
diócesis y de todos sus Hogares), alcanzaría para tener todo lo que nos
hace falta cada día...
2. EL
CUERPO Y LA SANGRE DE JESÚS NOS DAN LA VIDA ETERNA... El Cuerpo y la
Sangre de Jesús son también alimento y bebida. En realidad, se trata
del alimento y de la bebida que nos permiten vivir para siempre. Por
eso Jesús llama "verdadero alimento" sólo a su
Cuerpo y "verdadera bebida" sólo a su Sangre...
Este
alimento, de todos modos, funciona de una manera muy especial, y
distinta a la de todos los demás. Mientras nosotros vamos asimilando
todos los alimentos que consumimos, y de allí recibimos la energía que
tienen para darnos, cuando comemos su Cuerpo y bebemos su Sangre, somos
nosotros los que vamos asimilándonos a Él. Nuestro cuerpo frágil y
mortal, recibiendo el Cuerpo y la Sangre de Jesús resucitado, se va
haciendo a la medida de la eternidad, y de forma anticipada, se
convierte en un cuerpo destinado a la resurrección, al fin de los
tiempos, y se va preparando para esa resurrección...
3. HAY
QUE APROVECHAR BIEN EL MOMENTO PRESENTE, ELIGIENDO BIEN LOS
ALIMENTOS... Las cosas no han cambiado tanto desde el tiempo de San
Pablo (el tiempo de Jesús, y el del nacimiento de la Iglesia que surge
de sus manos, como barca con la que navegamos por este mundo hasta "la
otra orilla", el Cielo). Ya decía él: "estos tiempos son malos" (como
los nuestros). Tiempos malos que, por lo que nos anticipa la cultura en
que vivimos, que se aleja paulatina y sistemáticamente de Dios durarán
largamente. Se trata entonces, de elegir muy bien en este tiempo cómo y
de qué nos alimentamos. Esto tiene un especial significado en una
tierra como la del Perú, en que es tan buena y tan variada la cantidad
de alimentos (se puede ver a la derecha una de las tiendas en las que
personas con los atuendos de cada región ofrecían los alimentos de su
tierra en una calle de Tacna el sábado al mediodía)...
En nuestro tiempo se
ofrecen no sólo los alimentos típicos de la cocina de cada pueblo (es
posible encontrarlos en cada ciudad, en los restaurantes
especializados). También están a la mano de todos los "alimentos
industrializados", los de las grandes marcas que se imponen en el mundo
entero, y los de cada lugar. Hay mucho para elegir en una sociedad que
se arma económicamente a partir del consumo. Pero eso no nos impide
estar atentos y vigilar bien qué elegimos, para que coincida con
nuestras aspiraciones más profundas y trascendente. Simplemente,
siguiendo el mismo consejo de San Pablo, se trata de "aprovechar bien
el momento presente". Nos dice que no dejemos de alimentarnos con el
Espíritu Santo, el Espíritu de Dios que nos hace comprender su Palabra,
verdadero alimento. Hoy, que tantas cosas pueden distraernos, que
tantas cosas "especiales" se nos ofrecen, hoy que tenemos tanto detrás
de lo cual correr, se hace especialmente urgente elegir bien nuestros
alimentos. Si aspiramos
a la Vida eterna (y no hay nada siquiera parecido a lo que merezca la
pena
aspirar más que a ella), no hace falta perder el tiempo detrás de
muchas cosas. Para
llegar al Cielo al que Dios nos llama, y por lo tanto nuestra vocación
más profunda, sólo sirve y alcanza, alimentarse de Jesús, de su
Cuerpo y de su Sangre, como también de su Palabra, ya que Él es el
único "verdadero alimento" (vemos en la imagen de la izquierda la
Iglesia de las Hermanitas en el Hogar de Tacna, con el Sagrario en el
centro y el Ambón para la Palabra de Dios a la izquierda), preparada
para la Misa del Domingo...Volver al inicio de la predicación...