No sólo cerca, sino adentro...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 5 de noviembre de 2006, Domingo XXXI del Ciclo Litúrgico B, en el Hogar Marín:

Cilindro de Avellaneda1. EN CIERTAS OCASIONES NO BASTA ESTAR CERCA, ES NECESARIO ESTAR ADENTRO... Sucede si se quiere vivir con intensidad lo que acontece en una gran partido en una cancha de fútbol. Los que viven alrededor del famoso "Cilindro" de Avellaneda, Estadio del Racing Club, ciertamente se ven afectados cuando este Club o su vecino de pocas cuadras de distancia disputan allí un partido importante. Las calles se les llenan de simpatizantes de los equipos contendientes, el tránsito se interrumpe en muchas calles para facilitar el acceso peatonal, terminado el partido quedan las huellas que dejan los concurrentes arrojando papeles y otra cantidad de cosas por la calle, pero eso no les alcanza para vivir el espectáculo, que sólo perciben en toda su magnitud los que han entrado al Estadio. Hasta la Televisión, cuando el partido se transmite en directo, trata de acercarnos a lo sucede dentro de la cancha con primeros planos de los protagonistas, cuando se saludan o cuando se dicen otras cosas que no son precisamente saludos, pero en realidad para vivir todo lo que sucede en el Estadio cuando hay un gran partido es necesario estar adentro...

Puerta del Hogar MarínAlgo parecido sucede con el Hogar Marín, en el que viven noventa ancianos pobres, que no cuentan con los más elementales medios para atender a sus necesidades más básicas. Muchos ancianos quieren vivir aquí, y de hecho es muy larga la lista de los que esperan que haya para ellos un lugar, porque han conocido a través del relato de otros la inmensa caridad y el cálido servicio que reciben todos los residentes, gracias al amor de las Hermanitas de los Pobres y la colaboración de los bienhechores y de los voluntarios, así como la eficiencia y buena voluntad de las empleadas y los empleados. Pero en realidad, por mucho que se imaginen, por lo que les han contado o por haber visitado el Hogar alguna vez, no pueden llegar a darse cuenta todo lo que significa ser parte de esta comunidad de amor formada por las Hermanitas, los voluntarios y bienhechores, las empleadas y empleados y los residentes del Hogar, que algunos nos animamos a definir como "anticipo del Cielo", hasta que están adentro...

Misa inaugural, Benedicto XVITambién sucede con la participación en la Misa. Cuando el Papa Benedicto XVI inauguraba su ministerio al frente de la Iglesia universal (24 de abril de 2005), una multitud llenaba la plaza de San Pedro y la Via della Conciliazione, que desemboca en ella. Todos ellos querían estar no sólo dentro de la plaza, sino lo más cerca posible del altar, para ver al Papa, e incluso tocarlo, si era posible. Muchos otros estaban cerca, en las calles cercanas de la Ciudad de Roma, dedicados quizás a otras cosas. Estaban cerca, pero no alcanzaba, hacía falta estar "dentro" de esa multitud para participar de la Misa, aunque fuera a bastante distancia, para participar de la Misa...

Por eso vale la pena prestar especial atención a las palabras de Jesús, cuando se dirige al escriba que le preguntó sobre los mandamientos. La respuesta que le dio nos sirve a todos nosotros, ya que cuando se trata del Reino de Dios, no basta con estar cerca, ni siquiera con no estar lejos, como a él le sucedía, ya que lo que realmente hace falta es "estar adentro"...

Corazón2. EL AMOR AL QUE JESÚS NOS LLAMA NOS HACE ENTRAR EN SU REINO... Puede ser que tengamos muchas cosas que hacer, y no nos alcance el tiempo para todo. Eso hace que siempre sea necesario comenzar por lo más importante, y dejar que todo lo demás se desprenda desde allí. Y lo más importante será siempre el amor. Todos nosotros somos frutos del amor de Dios, y por eso, hechos a su semejanza, hemos sido hechos para el amor. Es nuestra capacidad, es nuestra posibilidad y es nuestra felicidad, corresponder con amor al amor con que Dios nos trata...

Amor crucificadoPuestos a amar a Dios, nos dice Jesús que no hay otro modo de hacerlo que no sea con todo el corazón, con toda el alma y con todo el espíritu. Si así manifestamos nuestra simpatía cuando vamos a alentar un equipo de fútbol en la cancha, ¿cómo no vamos a poner esa intensidad cuando se trata de lo más importante, responder al amor de Dios, del cual proviene nuestra vida? En todo lo que hemos vivido hasta hoy cada uno de nosotros puede percibir mil y un signos del amor de Dios, de quien viene todo lo bueno que nos ha pasado. A ese amor es al que respondemos con nuestro amor paciente y perseverante de cada día. Se trata de un Amor que es necesario escribir con mayúsculas, es decir, un compromiso perseverante de hacernos cargo del bien que debemos a los demás, como gratitud debida al Amor con el que Dios nos trata cada día. Se trata así de un Amor que realmente unifica nuestra vida, porque en todo estaremos dispuestos a responder con amor...

El amor así entendido se convierte en algo realmente serio, y se encuentra necesariamente con la Cruz, como le sucedió al mismo Jesús, ya que ocuparse del bien de los demás siempre requerirá de nosotros un esfuerzo perseverante. En el amor al que Jesús nos invita siempre ocupará Dios el primer lugar, pero inmediatamente de la mano de este amor a Dios irá el amor a nuestros hermanos. Cuando queremos en serio a alguien, entran también en nuestro afecto todos los que son queridos por él. De la misma manera, amando a Dios, necesariamente nuestro amor abarca también a todos los que Él quiere, es decir, absolutamente a todos, porque nadie queda excluido del amor de Dios...

Podemos pensar a veces que tenemos muchas razones para no querer a alguien, y hasta para enojarnos con muchos. Sin embargo, siempre tenemos al menos una razón, y mucho más poderosa que las otras, para querer a todos y cada uno de nuestros prójimos, y es simplemente que Dios los quiere...

Oración3. EL AMOR A DIOS SE HACE VISIBLE A TRAVÉS DE NUESTRO AMOR FRATERNO... El amor a Dios siempre va primero, porque nadie está por encima de Dios. Por eso nuestra respuesta al amor de Dios siempre comenzará por la oración, en la que encuentra su alimento. No es posible imaginar que se pueda vivir sin respirar, porque el oxígeno es para nosotros una fuente vital de energía. De la misma manera no es posible imaginar que se pueda vivir la fe si no es con una oración perseverante que nos hace descubrir cada día el amor de Dios presente en nuestra vida, y nos permite al mismo tiempo responder de una manera consciente y agradecida a tanto amor recibido de manera continua...

Ayuda al ancianoPero el amor a Dios no está completo si sólo queda encerrado en nuestro corazón o se manifiesta sólo en nuestra oración de cada día. Porque el mandamiento del amor a Dios se completa con uno semejante, que Jesús pone a la par del primero: el amor a nuestros hermanos. Y en realidad, podemos pensar con certeza que el amor a Dios y a nuestros hermanos no son dos realidades totalmente distintas, sino dos caras de una misma moneda. Por esta razón, cuando nuestro amor se vuelca hacia nuestro prójimo, es decir, hacia quienes están cerca o al lado de nosotros y tienen derecho a esperar algo de nosotros, se hace verdaderamente visible...

Amor pacientePor eso es posible que no se trata de dos, sino de un solo mandamiento. El amor al prójimo es parte integrante del único mandamiento del amor, el más importante de toda nuestra fe. Querer a los demás como a nosotros mismos no es más que el modo visible que toma nuestro amor a Dios...

Por eso, en los momentos en los que nos parezca que nos vemos sobrepasados por las cosas que pesan sobre nuestros hombros y las tareas que nos esperan, será un buen modo de encontrar qué es lo más importante y lo que no podemos dejar de lado, tratar de descubrir qué es lo que el amor dicta en nuestros corazones; inmediatamente sabremos que es por allí por donde deberemos empezar. Puede ser que no podamos hacer todo lo que tenemos por delante, pero si empezamos por lo que el amor nos exige como respuesta comprometida, habremos tomado el buen camino. Puede ser que muchas veces nos queden cosas sin hacer, incompletas o pendientes, dentro de todo lo que nos hemos propuesto para un día. Pero si le hemos dado prioridad a lo que nos dicta el amor a Dios y el amor fraterno, podemos estar seguro de haber hecho lo más importante. Con eso estaremos no sólo cerca del Reino de Dios, sino adentro...


Lecturas bíblicas del Domingo XXXI del Tiempo Ordinario del Ciclo B:

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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
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