1. ALGUNAS COSAS NO SIRVEN
PORQUE SON FLEXIBLES, OTRAS PORQUE SON MUY RÍGIDAS... Cada cosa tiene
su propia flexibilidad o rigidez. A veces es demasiada la flexibilidad,
y otras veces es demasiada la rigidez. Lo importante es que cada una
tenga las propiedades que le convienen para que nos sean útiles. Por
ejemplo, si lo que necesitamos es un bastón, de nada nos sirve que sea
demasiado flexible, porque no será capaz de sostener nuestro peso, y en
vez de prestarnos un servicio, nos hará más difícil nuestro andar,
agregándonos inseguridad a la inestabilidad que nos hace recurrir a él.
Por supuesto, no bastará con que el bastón sea suficientemente rígido,
para dar firmeza a nuestro andar. Además será necesario que tenga un
buen remate o contera en la punta, sin la cual no podrá afirmarse en el
piso, y puede hacernos caer al suelo...
Por otra parte, si lo que
buscamos es algo cómodo en donde sentarnos o tirarnos a dormir o
descansar, seguramente todos nosotros buscaremos algo flexible y
mullido. Pocos habrá que se encuentren a gusto sentados sobre alambres
rígidos y punzantes, como lo hace un faquir (de todos modos, aunque no
conozca demasiado sobre este asunto, tengo la impresión de que un
faquir tampoco se sienta sobre las agujas punzantes simplemente porque
le parezca el lugar más cómodo o agradable, sino para hacer sus
prácticas religiosas de mortificación o sus prácticas circenses, según
el caso; es muy probable que a la hora de descansar el faquir, igual
que cualquiera de nosotros, busque un lugar lo suficientemente cómodo y
mullido como para que no tenga que revivir en ese momento lo que ha
sido su sufrimiento e incomodidad mientras realizaba sus prácticas tan
especiales)...
Lo mismo debe pensarse de las sonrisas.
Algunas pueden crear desconfianza, por ser demasiado flexibles.
Seguramente nos ha tocado conocer a alguien que "siempre se ríe", y
ante cualquier saludo o cualquier cosa que le decimos enseguida hace
con toda la cara la mueca de una sonrisa. De tanto sonreír, nos resulta
poco creíble una sonrisa tan flexible. También nos sucede a veces
encontrarnos con alguien que "tiene pintada" la sonrisa en su cara.
Mientras su cara busca distintas expresiones, no le cambia la de los
labios, que tienen una rígida y perseverante sonrisa. Tampoco en este
caso se nos hace creíble una sonrisa tan rígida...
2. EL AYUNO Y LA ORACIÓN SIRVEN
PARA RECUPERAR A JESÚS CUANDO LO HEMOS PERDIDO... Los apóstoles no
ayunaban mientras estaban con Jesús, porque estando con Él estaban de
fiesta, como cuando se está con el novio en una fiesta de bodas. Pero
Jesús les recuerda que les llegaría su momento para el ayuno. Cuando se
queden sin Jesús, cuando les sea quitado, será el momento del ayuno.
Entonces, así también podemos entenderlo nosotros: el ayuno y la
oración nos sirven para recuperar a Jesús, y traerlo a nuestras vidas,
si lo hemos perdido o nos lo han quitado...
El ayuno, entonces, como la
oración, no son simplemente "leyes religiosas" que se bastan a sí
mismas, y que hay que cumplir de una manera "matemática", esperando de
ese cumplimento un resultado automático. Se trata de instrumentos con
una finalidad determinada, llevarnos al encuentro con Jesús, que
tendremos que aprender a utilizar para que nos lleven a Jesús...
3. HECHOS PARA
EL AMOR Y LA ALEGRÍA, TODO DEBE SERVIRNOS PARA EL AMOR Y LA ALEGRÍA...
Se acerca ya el tiempo de Cuaresma, durante el cual nos prepararemos
con una intensa conversión a la celebración de la Pascua. El Papa
Benedicto XVI nos ha entregado ya un Mensaje
para la Cuaresma de este año, en el que nos ayuda a comprender este
tiempo como una camino a recorrer, como una peregrinación interior por
el desierto de nuestra pobreza, al encuentro de Dios (como nos plantea
hoy el profeta Oseas en la primera lectura)...
Es un tiempo que deberá
ayudarnos, a través del ayuno, la limosna y la oración, a
reencontrarnos más intensamente con Jesús y a servir más firmemente a
nuestros hermanos con un amor comprometido. Pero cuidado, no será un
tiempo para dedicarse a una especia de "gimnasia penitencial", que nos
permitas regodearnos por nuestra capacidad de sacrificio. El ayuno y la
oración, como hoy Jesús nos enseña, tiene que servirnos para
profundizar el sentido de nuestra vida...Volver al inicio de la predicación...