Permanecer unidos a Jesús...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 10 de mayo de 2009, Domingo V de Pascua del Ciclo Litúrgico B, en la Abadía Santa Escolástica y en el Hogar Marín:

Arbol1. LO QUE EL ÁRBOL TIENE DE FLORIDO, VIVE DE LO QUE TIENE SEPULTADO... Así termina el Soneto de Francisco Luis Bernárdez que les mencionaba dos semanas atrás, y que hoy vale la pena transcribir entero: "Si para recobrar lo recobrado / debí perder primero lo perdido, / si para conseguir lo conseguido / tuve que soportar lo soportado. // Si para estar ahora enamorado / fue menester haber estado herido, / tengo por bien sufrido lo sufrido, / tengo por bien llorado lo llorado. // Porque después de todo he comprobado / que no se goza bien de lo gozado / sino después de haberlo padecido. // Porque después de todo he comprendido / que lo que árbol tiene de florido / vive de lo que tiene sepultado"...

Efectivamente, sin raíces, el árbol no encuentra agua y alimento, sin los cuales no es posible la vida. Pero además, sin raíces profundas el árbol no tiene sustento, se queda sin firmeza, y al primer viento se cae y se muere. Y aunque se piense que el viento es soportado sólo por las hojas y las ramas, en realidad, la mayor tensión la soportan las raíces, que no sólo proveen el alimento y el agua al árbol, sino que también lo mantienen sujeto a la tierra...

UvasNos muestra Bernárdez que detrás de lo que se ve siempre hay un sustento oculto, y que es la experiencia lo que nos enseña a reconocerlo. El Soneto nos muestra además el sustento de las cosas sólidas muchas veces está marcado por el sacrificio, la entrega, el esfuerzo y el sufrimiento...

De la misma manera, los sarmientos (se llama así a las ramas de la vid que tienen un año y han alcanzado todo su desarrollo) que dan los frutos (son los racimos de uvas) no pueden tener vida y sustento si no permanecen unidos a la vid. De allí toma Jesús la imagen tan vívida con la que nos ayuda a comprender que es en Él donde nosotros encontramos la Vida eterna y el verdadero sustento que la sostiene y alimenta...

Buen Pastor2. PARA QUE NUESTRA FE DÉ FRUTOS, ES NECESARIO PERMANECER UNIDOS A JESÚS... Pero nosotros no nos encontramos unidos a Jesús por un pegamento mágico sino por la fe, que es algo mucho más fuerte y sólido, que nos hace formar una sola realidad con Él. En el día de nuestro Bautismo recibimos este don de la fe, que nos permitió comenzar a vivir como hijos de Dios, y nos comprometió a dar los frutos de la fe que corresponden a los hijos de Dios...

La fe no nos "ata" a Jesús de una manera automática. Estamos en sus brazos, y él nos cuida como Buen Pastor. Pero igual que las ovejas, podemos sacudir nuestras manos y nuestras "patas", hasta liberarnos de sus brazos, y emprender el camino de la "oveja perdida", haciendo lo que queremos de nuestra vida...

Así como Jesús es para nosotros el alimento que sacia nuestra hambre y la bebida que calma nuestra sed, además de ser el Pastor que nos guía (todas estas imágenes hacen referencia a la Vida eterna), de la misma manera es esencial para nosotros mantenernos unidos a Él por la fe, para dar frutos de Vida eterna. Sólo así recibimos la fuerza del amor de Dios, y podemos dar frutos verdaderos, que no sean sólo palabras sino obras de verdad, que perduren y hagan bien a los demás. Por eso Jesús encuentra adecuada la imagen de la vid, ya que tampoco pueden dar fruto en ella los sarmientos que se separan del tronco...

En estos días en los que nos abruman noticias de clérigos que fallan a su promesa de celibato (un Obispo que quiso dejar de serlo para presentarse como candidato y ganar la presidencia de Paraguay, y después nos enteramos que dejó un reguero de hijos con diversas mujeres, concebidos durante su ministerio episcopal, o un sacerdote que brillaba en la pantalla y en la radio en Miami con sus consejos para vivir con fidelidad el matrimonio, hasta que se lo encontró revolcándose en la arena de una playa con una mujer, mostrando de ese modo que su palabra no se sostenía con el sustento del ejemplo de su propia fidelidad), debemos recordar lo que decía un Obispo días pasados: no es el celibato lo que está en crisis en la Iglesia, sino la fe la que se pone en crisis en algunos de sus miembros. Es alimentar la fe y permanecer unidos a Jesús lo que necesitan los pastores, y no que se suprima el celibato, lo mismo que necesitan los que se han casado para sostener la fidelidad de su matrimonio...

ViñedoSe utilizan muchas ayudas para mantener a los sarmientos unidos al tronco, de manera que no se vean perjudicados por el peso de sus frutos, y no se separen del tronco. Pero con muchos que sean, no llegan a tantos como los que nosotros mismos recibimos para permanecer unidos a Jesús: su Palabra, los Sacramentos, la guía paterna de los Pastores de la Iglesia, la comunidad cristiana a la que pertenecemos...

PodaDios Padre, que es el dueño de la vid, dispone todo lo que hace falta para mantenernos unidos a ella y capaces de dar buenos frutos. Si seguimos la imagen que hoy nos presenta Jesús en el Evangelio, la poda es uno de los medios que Dios usa para lograr que podamos dar buenos frutos. Si dejáramos crecer la vid en absoluta libertad, se desarrollaría un tronco muy largo con unos frutos muy pequeños y con poca acidez, sin la calidad necesaria para elaborar el vino. La poda ayuda a que se fortalezcan. También a nosotros, y a la misma Iglesia, Dios nos poda, como hace el dueño con su viña. Y lo hace porque esto es necesario para que demos más y mejores frutos...

Todos nosotros hemos experimentado esa poda, y es posible también que a veces nos hayamos quejado de ella. La Iglesia misma se ve sometida a la poda que la purifica. Yo creo que toda la vida es un camino en el que vamos experimentado la poda con la que Dios nos va haciendo experimentar el desprendimiento de cosas, afectos, y hasta de personas, que nos han parecido en algún momento un sostén imprescindible. Cuando, a través de las vicisitudes de la vida, Dios nos llama al desprendimiento, está realizando la poda que nos permite no poner nada delante de Él. De este modo nos ayuda a levantar la mirada cada vez más hacia arriba, para encontrar que sólo Él es quien nunca nos puede faltar. Con Él, siempre podemos dar buenos frutos...

Jugando3. JESÚS NOS HA LLAMADO A DAR EN EL MUNDO FRUTOS DE AMOR, DE VIDA ETERNA... Los frutos que estamos llamados a dar, por la bondadosa misericordia de Dios, son los frutos que no se agotan, porque duran para la Vida eterna. La Resurrección de Jesús ha abierto nuestra propia vida a este destino de eternidad, y Él mismo nos conduce hacia ella como un Buen Pastor...

FiestaPero mientras vamos de camino, tenemos que ir produciendo frutos en este mundo, los frutos del amor. Cada gesto y cada obra de amor que no se queda sólo en palabras sino que se convierte en una obra con la que alegramos la vida de nuestros hermanos, haciéndoselas más llevadera sobretodo cuando más les pesa, es una obra que nace de la fe y germina en el amor, como nos recuerda hoy paternalmente San Juan...

Estos frutos del amor son posibles cuando nos mantenemos unidos a Jesús, ya que de su propio Amor, ya que Él nos amó primero (antes que nosotros fuéramos capaces de un amor semejante), recibimos la fuerza y la perseverancia en el bien que necesitamos para perseverar en el amor fraterno hasta alcanzar la Vida eterna...


Lecturas bíblicas del Domingo V de Pascua del Ciclo B:

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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
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