1. SOBRE
ALGUNAS COSAS CADA UNO PUEDE OPINAR SEGÚN SU PROPIO GUSTO... Dice el
refrán que "sobre gustos no hay nada escrito", aunque esto ya no es
literalmente cierto, ya que cada vez más hay quienes se dedican a
escribir sobre sus propios gustos en las comidas, los vinos y la
cocina en general; en realidad, lo que se dice con el refrán es que hay
gustos distintos y cambiantes según las personas. Por eso queda claro
que cuando se trata sólo
de gustos, puede haber opiniones muy diversas. A algunos les gusta
vestirse con colores muy llamativos, incluso con colores más propios de
la juventud aunque ya la hayan pasado desde hace tiempo. A otros en
cambio les parecerá que la ropa, cuanto más clásica, es mejor...
Cuando se
trata de comer un helado también puede haber muchos gustos distintos, y
las preferencias no tienen por qué coincidir, pueden ser bien distintas
entre los que tengan gustos diversos, y recorrer todas las variantes
que se ofrecen en las heladerías (si no fuera así, no estarían allí)...
También
a la hora de elegir la escuadra favorita, cualquiera sea el
deporte que uno prefiera seguir (si se sigue alguno), puede mandar el
gusto personal, sin que se necesite mayor justificación o explicación;
cada uno será "simpatizante entusiasta" de su propio Club, y más allá
de las medidas objetivas, lo sostendrá como el mejor. Incluso
cuestiones más serias y trascendentes, como por ejemplo las
posiciones o las propuestas políticas para poner remedio a los males de
nuestra patria, admiten opiniones diversas.
Aunque en este caso es muy probable que las diferencias no se admitan
tan pacíficamente como en los casos anteriores y puedan llevar
a discusiones serias, e incluso violentas...
2. JESÚS
ES EL QUE NOS
SALVA, Y ÉL CONOCE EL CAMINO QUE NOS LLEVA A DIOS... Jesús es el Hijo
de Dios, hecho hombre y nacido en Belén, para traernos su salvación,
que desplegó en toda su fuerza abriendo los brazos en la Cruz para
entregarnos la plenitud del Amor redentor de Dios, que llega a nosotros
por su resurrección...
Quizás otros lo
prefieran más revolucionario. Seguramente así lo veían quienes creían
que era Juan el Bautista, que fue un profeta que parecía dispuesto a
dar vuelta todas las cosas, acusando abiertamente al Rey de turno,
Herodes, cuando violaba la ley de Dios. Conocimos
tiempo atrás esas imágenes que querían presentarnos a Jesús con el
rostro de un conocido guerrillero, como si se pudiera opinar
impunemente
que el Rey de la Paz exhortaba a alcanzarla por el camino absurdo de la
guerra...
Muchos
se enojan hoy con la Iglesia en general o con el Papa y algunos Obispos
en particular cuando señalan que no
resulta razonable justificar la guerra desde la fe, cualquiera que
esta sea, ya que Dios es siempre fuente de Paz). Hoy no faltará,
quizás, quien quiera imaginarse a Jesús como un piquetero, como si esto
fuera posible. Pero Jesús es el que es, y no el que quisiéramos que
sea, según nuestra
imaginación o nuestros deseos. Es Dios, que se hizo hombre y nació en
Belén para salvarnos. Es el que vivió pobremente, el que predicó y
vivió en el Amor hasta sus últimas consecuencias, el que murió en la
Cruz y resucitó...
3. PARA
LLEGAR A DIOS
HAY QUE CARGAR CON JESÚS LA CRUZ DE CADA DÍA... Sabiendo el camino y
habiéndolo experimentado en su propia vida, Jesús nos indica por dónde
es que nosotros podemos llegar a Dios. Nos exhorta con vehemencia a
asumir el camino de la Cruz, porque sabe que si queremos seguirlo (y no
hay otro modo de llegar al Cielo, porque Él es quien con su Vida, su
muerte y su Resurrección trazó el camino), no tenemos otro modo que
renunciar a nosotros mismos y cargar nuestra propia Cruz de cada día...
Es la
Cruz real que
aparece cuando nos decidimos a vivir ese amor efectivo con el que
nuestra vida se hace servicio y entrega a nuestros hermanos. Cruz,
porque el amor requiere la decisión perseverante de desvivirnos por
nuestros hermanos, sin cálculos ni medidas, y eso reclama esfuerzo y
sacrificio. Cruz de cada día, ya que sólo gastando toda nuestra vida
al servicio de los demás podremos ganarla para Dios (si sólo pensáramos
en nosotros mismos, pretendiendo salvar de ese modo nuestra vida,
estaríamos perdiéndola). Sólo gastándola por los demás, sin
interrupciones ni cálculos, es posible ganar en serio la
vida...
Puede
ser
que aquellos con quienes nos toca convivir sean nuestra cruz, porque
nos molestan con sus manías, con sus modos de ser, con sus propias
cargas o simplemente porque no simpatizamos con ellos. Pero cuando esto
nos pese, conviene que no perdamos de vista que de la misma manera cada
uno de nosotros seguramente somos también, al menos en algo, una cruz
para los demás. Jesús nos ha
llamado a vivir unidos en el amor, y eso consiste también en ayudarnos
a llevar la cruz que a cada uno nos toca...Volver al inicio de la predicación...