Dios no nos pide milagros...

Queridos amigos:

 

Esta fue mi predicación del 25 de mayo de 2003, fiesta patria, y Sexto Domingo de Pascua. Me apoyé en las siguientes frases de las lecturas bíblicas de la Misa del día:


 
Olmo, sombra1. NO SE LE PUEDEN PEDIR PERAS AL OLMO, PERO AL PERAL SÍ...
Hoy, fiesta patria, y además día en que asume su cargo un nuevo presidente de los argentinos, es ocasión para recordar algunas frases de nuestros poetas. Valga esta para empezar: "Al que nace barrigón, es a ñudo que lo fajen". Dicho de otra manera, por más que se lo apriete con la faja, siempre seguirá barrigón el que ha nacido con esa contextura. Otro refrán similar dice que "El rengo siempre renguea de la misma pierna". Es decir, nuestros defectos o puntos débiles siempre van por el mismo lado...
 
De la misma manera, "no se le pueden pedir peras al olmo", dice el refrán. El peral y el olmo son dos árboles parecidos, de la misma familia, pero son distintos, y sus frutos también. Por eso, el olmo nunca nos podrá dar peras, pero el peral sí, porque está hecho para eso...
 
Esto, que sucede en la vida y en las plantas, también sucede en el camino de la fe. Dios, que nos ha regalado el don de la fe, no nos pide que seamos artistas, o equilibristas, simplemente por tenerla. Eso sería en muchos casos como esperar peras del olmo. Pero sí espera que vivamos conforme a nuestra fe, y que demos los frutos que la fe nos lleva a dar:
 
2. ESTAMOS HECHOS PARA AMAR COMO JESÚS NOS AMA, Y PORQUE JESÚS NOS AMA... Nuestras raíces están en Dios, y estamos hechos a su imagen y semejanza. De la misma manera que es Dios Padre con Jesús, así es Jesús con nosotros, y nos llama a recorrer un camino que Él ha recorrido primero...
 
Jesús nos llama a amar a todos los hombres, sin excluir a ninguno. Y no hace falta buscar en la extraordinaria calidad humana o sobrenatural que tengan las personas que estamos llamados a amar, los motivos y el apoyo que den fundamento a nuestro amor, porque es el mismo Dios el que da fundamento a nuestro amor a todos los hombres: estamos llamados a hacerlo porque de esa manera Jesús nos ama a nosotros. (eso es especialmente importante en un día como hoy, cuando asume como presidente de los argentinos alguien que ha sido votado por el 23 % de los ciudadanos que votó el pasado 27 de abril, y que tiene que gobernar para todos, así como su gobierno tiene que ser también aceptado por todos, también por quienes no lo han votado...).
 
Por otra parte, la medida del amor del amor al que Dios nos llama, es un amor que "no tiene medida". Nos llama a amar a todos, hasta dar la vida, es decir, con todo, y sin límites. "No hay amor más grande que dar la vida por los amigos", nos dice Jesús, que nos considera sus amigos, y dio la vida por nosotros en la Cruz para que, con su Resurrección, todos podamos tener cabida en la Vida eterna, que ha puesto en nuestras manos. Por eso, no se pueden "elegir" los destinatarios de nuestro amor. Todos los hombres, sin distinción, tienen derecho a que nosotros los tratemos de esa manera y nos brindemos con esa medida. Decimos habitualmente que "los amigos de mis amigos son mis amigos". Bien, Jesús considera sus "amigos" a todos los hombres, y son, por lo tanto, también los míos. Por todos y por cada uno de ellos Él dio la vida en la Cruz, y por eso espera que yo los trate de la misma manera...
 
Además, este mandamiento del amor no cae sobre nosotros como si viniera de "afuera", sino que es una fuerza que surge desde adentro de cada uno de nosotros, cuando tomamos conciencia de la manera inconmensurable con la que Dios nos ama, a cada instante...
 
3. DIOS NO NOS PIDE MILAGROS, PERO SÍ QUE AMEMOS COMO ÉL NOS AMA... A veces puede parecernos que eso de "dar la vida por los amigos" es cosa de héroes, y que nosotros nos estamos para semejante medida del amor. Sin embargo, no es así. Lo maratonistas no corrieron 42 Kilómetros la primera vez que salieron a correr. Fueron sumando muy de a poco. Así también sucede con nuestra capacidad de amor.
 
"Dar la vida" puede traducirse simplemente por hacer cada día algo más de lo que hemos hecho hasta ayer en el camino del amor. Siempre hay algo más que podemos hacer, y así podemos ir creciendo en el amor durante toda la vida. El martirio de los que dan la vida en forma violenta como testigos de Jesús es una cosa extraordinaria, para la que algunos son llamados de forma extraordinaria, y con una gracia o amor de Dios también de esa medida y naturaleza. Pero también somos testigos del amor de Dios, cuando vamos dando la vida "gota a gota", día a día, con la constancia con la intentemos hacer lo que es bueno para los demás, en cada ocasión y en todo momento. Eso es lo que va haciendo del mundo una casa de Dios, en la que las manos de cada uno se convierten en signos y cauces del amor de Dios, que en todos y para el bien de todos se manifiesta.
 
Dios no espera de nosotros milagros. Él los hace, cuando quiere y como quiere. Esperarlos de nosotros sería para Él como esperar peras del olmo... Pero sí espera, sin duda que nos demos cuenta del amor con el que Él nos ama cada día, y toda la capacidad que ese amor ha puesto en nosotros, para hacer lo que resulta bueno para los demás, especialmente los que tenemos más cerca (aunque ya, en este mundo globalizado, nadie nos queda lejos)...


Un abrazo y mis oraciones.
 
P. Alejandro W. Bunge
Consultas o comentarios, aquí:Correo



Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge: