1. CUANDO
RECIBIMOS VISITAS, TENEMOS QUE PONER EN ORDEN LA CASA... Es bueno, de
vez en cuando, recibir visitas en nuestra casa. Además de la alegría de
compartir con ellos un espacio de nuestra vida, es una oportunidad que
nos sirve para poner en orden la casa, cosa que ineludiblemente hay que
hacer cuando recibimos visitas...
También
hay que guardar en el ropero la ropa que a veces se nos va juntando en
una silla, o en un rincón de un pasillo, o la que tenemos amontonada
para lavar o para planchar, y que a veces no sabemos dónde poner.
Además, hay que poner los zapatos dentro del zapatero, ya que a veces
nos quedan desparramados por cualquier lugar. Hace falta guardar los
platos que se quedaron escurriendo en el escurridor. Puede ser que a
veces baste con pasar un plumero, si todo está más o menos ordenado,
como sucede siempre en los Hogares de las Hermanitas de los Pobres,
pero otras veces es tanto el desorden de las cosas que están fuera de
lugar que parecería hacer falta una topadora para poner cada cosa en su
lugar...
Además de
todo lo que hay que quitar, hay que poner algunas cosas. Por ejemplo,
algunas flores, un poco de perfume o un sahumerio. A lo mejor hay que
colgar un cuadro que hace tiempo tenemos ahí apoyado en una pared, o
sobre un mueble, pensando: "mañana lo cuelgo". A lo mejor hay que poner
una bombita de luz para reemplazar otra que se quemó. También hay que
inflar los almohadones de los sillones y hacer muchas otras cosas para
que todo esté en su lugar...
2. PARA PREPARARLE
NUESTRA CASA A JESÚS, NECESITAMOS CONVERTIRNOS... Jesús viene a
nosotros como en la primera Navidad, aquella de Belén, con sólo un
Pesebre para recibir a Dios hecho hombre. En realidad, volvemos a
celebrarla cada año, para que en Navidad podamos recibirlo nuevamente a
Jesús, como María, José y los Pastores en aquella primera Navidad...
Como siempre, Jesús
viene a nosotros pero no impone su presencia. Para que llegue a
nosotros tenemos que abrirle el corazón, cuya puerta sólo tiene llave
desde adentro. Para que pueda entrar, tenemos que quitar las barreras,
tenemos que allanarle los caminos, nos dice San Juan el Bautista, con
su predicación en el desierto...
3. JESÚS VENDRÁ AL
PESEBRE QUE LE HAGAMOS EN NUESTRO CORAZÓN, CON AMOR... En definitiva,
para preparar esta Navidad, convendrá tener en cuenta que no son
palacios ni grandes mansiones las que buscará Jesús para alojarse. Le
bastará un sencillo Pesebre. Jesús vino en un tiempo determinado, que
el Evangelio según San Lucas no presenta con precisión, señalándonos
las autoridades que había en cada lugar. También ahora lo recibimos en
una situación determinada, con las cosas como están y con todas las
circunstancias propias de nuestro tiempo...
En estas
circunstancia nos toca recibirlo y prepararnos para hacerlo de la mejor
manera. La Corona de Adviento nos va señalando la brevedad y la
urgencia de este tiempo. La semana pasada teníamos encendida una sola
vela, hoy son dos, y quedan para agregar sólo otras dos más. El tiempo
urge, no lo podemos perder, no nos podemos demorar...Volver al inicio de la predicación...