Libres para amar...

Queridos amigos:
  
Esta es mi predicación de hoy, 29 de noviembre de 2009, Domingo I de Adviento del Ciclo Litúrgico C, en la Abadía Santa Escolástica y en el Hogar Marín:

Reloj despertador1. LA LIBERTAD ES UNO DE LOS GRANDES ANHELOS DE TODOS LOS TIEMPOS... Hay cosas que se repiten a lo largo de todos los tiempos. Una de ellas es el anhelo de una libertad que nos permita ser lo que queremos ser, a la medida de nuestras propias inquietudes...

AncianoPara algunos la mayor aspiración consiste en liberarse del despertador, ya que se les presenta como una imagen de la responsabilidad y las urgencias que tienen que atender de manera impostergable, más allá de los gustos o de las ganas que se tenga de hacerlo. Del despertador nos liberamos, a veces, en tiempos de vacaciones, pero de todos modos sólo por unos días. Quizás para otros el mayor anhelo sea verse liberados de las limitaciones de una rodilla que no funciona del todo bien, o de unas piernas que con el tiempo se han ido haciendo más pesadas y no le permiten correr, y en los casos más graves hasta caminar. Muchas veces podemos anhelar vernos liberados de una enfermedad que se nos viene encima o nos tiene contra las cuerdas, sin darnos respiro, y de la que nos podemos cansar...

ContraluzPara otros la mayor urgencia puede ser verse liberados de la pobreza, a veces extrema y fatal, en la que se han visto envueltos con alguna o ninguna responsabilidad personal. Quizás otros anhelamos liberarnos de las autoridades (del jefe en el trabajo, de las autoridades políticas), de las "esclavitudes" a las que nos someten o en las que nosotros mismos nos enredamos. Puede ser también que queramos vernos liberados de personas que nos agotan y a las que ya no queremos ver porque no las soportamos, o porque nos hacen la vida muy difícil. En definitiva, quizás quisiéramos contar con una libertad que nos permita volar por el cielo, sin más limitaciones que el horizonte, anhelando la reconquista de una libertad perdida, con la convicción que nos da la fe de que Dios nos ha hecho para la libertad...

Por eso, al comenzar hoy el año litúrgico con el tiempo de Adviento, que a lo largo de cuatro semanas nos permitirá preparar la Navidad, Jesús nos habla del final de los tiempos, describiéndolo con signos que aparecen como conmovedores e incluso catastróficos, y sin embargo invitándonos a levantar la cabeza, ya que está por llegar nuestra liberación, es decir, el cumplimiento de un anhelo de todos los tiempos...
 
Jesus2. JESÚS VIENE PARA TRAER A ESTE MUNDO NUESTRA LIBERACIÓN... Para eso ha venido al mundo. Y para eso sigue viniendo todo el tiempo. Jesús vino para liberarnos de las consecuencias del pecado y de la muerte, y eso lo logró por su Amor, con su muerte y con su Resurrección. Así nos abrió las puertas del Cielo, donde ha ido a prepararnos un lugar en la Casa de su Padre, que ha querido sea también la nuestra...

Pero así como ha venido en el tiempo, en la historia, y ha completado todo su camino, comenzado en la pobreza y en la ternura de un Pesebre y concluido en la crudeza y la inmensidad dramática de una Cruz, de la misma manera sigue viniendo todo el tiempo, para realizar en nosotros su salvación y nuestra liberación...

Palabra y SacramentosCuando comenzamos a preparar la Navidad, no sólo nos preparamos para evocar la venida de Jesús en aquel tiempo pasado sino que especialmente nos abrimos a su venida presente, en la que llega a nosotros con su Palabra y sus Sacramentos, para darnos su salvación. Esto nos exige tener en cuenta cómo y con qué viene el que nos puede salvar de nuestras opresiones y esclavitudes. Nos exige estar atentos a aquellas cosas que nos hacen anhelar la libertad como un bien perdido y al mismo tiempo buscado con urgencia y ansiedad...

CadenaYa lo decía el profeta Jeremías: nuestro salvador trae de la mano "la justicia y el derecho". Por lo tanto, para recibirlo de corazón, habrá que disponerse a encontrarlo alimentando nuestra vida con estas virtudes. Dicho sea de paso, no se trata sólo de esperar que otros hagan con nosotros justicia, mientras exigimos nuestros legítimos derechos, sino de aprender a vivir desde lo más profundo de nuestro corazón las exigencias que nos plantea ser justos con los demás, y ocuparnos y preocuparnos por el respeto de sus derechos...

Para vivir de esa manera nos hace falta, como nos dice San Pablo hoy, que Jesús nos haga "crecer cada vez más en el amor mutuo hacia todos los demás", ya que no hay justicia que puede sostenerse si no se edifica sobre el amor, entendido como la decisión perseverante de buscar el bien de los demás. En definitiva, no hay otra manera de recibir la libertad, la liberación, la salvación que Jesús ha venido a traernos, que romper las cadenas que nos atan a las consecuencias del pecado y de la muerte, fortaleciendo nuestros corazones en la santidad, de la mano de Jesús. Y en eso consiste el tiempo de Adviento en el que acabamos de entrar...

Corona3. JESÚS VIENE: PREPAREMOS UN PESEBRE EN EL CORAZÓN PARA RECIBIRLO... Jesús viene, como siempre, desde que se hizo Hombre y nació en Belén, para abrir nuestros horizontes con su Resurrección, y para eso no necesita pedirnos permiso. Sin embargo, en su sigiloso respeto de nuestra libertad, no nos impone su salvación. Así como en Belén hubo quienes lo recibieron, los pastores, en torno a un Pesebre en el que se alimentaban los animales, y otros que lo dejaron fuera de sus casas (en las posadas y en la ciudad), así también pasará en esta Navidad...

Corazón latienteIremos señalando con la Corona de Adviento nuestra preparación para la Navidad. Cada Domingo de este tiempo de salvación iremos encendiendo una vela más, marcando de este modo de una manera visible los cuatro pasos que daremos preparándonos para recibir a Jesús...

PesebrePara recibirlo a Jesús, que viene a nosotros con el regalo de la salvación, a nosotros nos toca prepararle un lugar. Sabemos que no necesita un palacio ni una gran mansión. Bastará que nos animemos a prepararle un sencillo Pesebre en nuestro corazón...

Ese Pesebre se arma día a día durante el Adviento, recuperando nuestra libertad para vivir en la justicia y el amor. Podrá parecernos "poca cosa", demasiado despojado, sobre todo al comienzo, cuando lo empezamos a armar. Sin embargo, si realmente empezamos ahora, sin demora, estaremos haciendo mucho para que, recibiendo a Jesús, se concreten nuestros más grandes anhelos en esta Navidad...


Lecturas bíblicas del Domingo I de Adviento del Ciclo C:

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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
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