Preparando la casa...

Queridos amigos:
  
Esta es mi predicación de hoy, 6 de diciembre de 2009, Domingo II de Adviento del Ciclo Litúrgico C, en la Abadía Santa Escolástica y en el Hogar Marín:

Plumero1. CUANDO RECIBIMOS A ALGUIEN, TENEMOS QUE PONER EN ORDEN LA CASA... De vez en cuando nos toca recibir visitas o personas que directamente se suman a nuestra casa. Así de este modo la diócesis de San Isidro se apresta para recibir mañana, 7 de diciembre, a su nuevo Obispo coadjutor, que comenzará su ministerio entre nosotros con la Misa que se celebrará a las 20:30 en el atrio de la Catedral. Cuando nos toca recibir a alguien, además de la alegría de compartir con ellos nuestra vida, es una oportunidad que nos sirve para poner en orden la casa. Así, por ejemplo, hubo que prepararle un lugar al Obispo coadjutor en la casa episcopal...

Para preparar una casa a recibir al que llega hay que quitar un montón de cosas que se interponen en el camino, desde los paraguas, las camperas y los demás abrigos que se nos juntan en la entrada, hasta las valijas o los portafolios, las cartas o las cuentas que han llegado por correo, y ese montón de papeles que nunca se sabe dónde poner y se van amontonando en algún lugar de la entrada. También hay que barrer, para quitar la tierra, sin esconderla debajo de la alfombra...

TopadoraA veces la ropa se va amontonando en una silla, o en un rincón de un pasillo, o simplemente en un rincón, esperando que le llegue el turno de ser lavada y planchada. Otras veces son los zapatos que han quedado fuera de lugar. En alguna ocasión pueden ser los platos que se quedaron escurriendo en el escurridor. Puede ser que a veces baste con pasar un plumero, si todo está más o menos ordenado, como sucede siempre en los Hogares de las Hermanitas de los Pobres, pero otras veces es tanto el desorden de las cosas que  están fuera de lugar que parecería hacer falta una topadora para poner cada cosa en su lugar...

SillaAdemás de todo lo que hay que quitar, hay que poner algunas cosas. Por ejemplo, algunas flores, un poco de perfume o un sahumerio. A lo mejor hay que colgar un cuadro que hace tiempo tenemos ahí apoyado en una pared, o sobre un mueble, pensando: "mañana lo cuelgo". A lo mejor hay que poner una bombita de luz para reemplazar otra que se quemó. También hay que inflar los almohadones de los sillones y hacer muchas otras cosas para que todo esté en su lugar...

En resumen, cuando vamos a recibir gente en casa, hay que facilitarles la entrada, quitándoles los obstáculos y poniendo todo lo que puede ayudarles a sentirse cómodos. Incluso si no saben cómo llegar a nuestra casa, necesitaremos darles un plano, para hacerles más fácil el camino. A veces nos hará falta arrasar con un montón de cosas, y ansiaremos tener una topadora que nos permita hacerlo rápidamente...

Ahora, en este tiempo de Adviento, es Jesús el que se acerca a nosotros, porque viene en esta Navidad, y tenemos que prepararnos para recibirlo...

Juan Bautista2. PARA PREPARARLE NUESTRA CASA A JESÚS, NECESITAMOS CONVERTIRNOS... Jesús viene a nosotros como en la primera Navidad, aquella de Belén, con sólo un Pesebre para recibir a Dios hecho hombre. En realidad, volvemos a celebrarla cada año, para que en Navidad podamos recibirlo nuevamente a Jesús, como María, José y los Pastores en aquella primera Navidad...

Jesús viene para todos los hombres de todos los tiempos. El que vino en aquella primera Navidad de Belén, y vendrá al final de los tiempos, viene cada vez de nuevo y celebramos una nueva Navidad para poder recibirlo. La predicación de San Juan Bautista nos ayuda a tener en cuenta que, para prepararnos a recibirlo, necesitamos convertirnos. Esa es la manera de prepararle un lugar a Jesús. Y cuando nos preparamos para recibir en la diócesis al Obispo coadjutor, un Obispo que ayudará al Obispo diocesano y que tomará su lugar cuando éste termine su ministerio, nos estamos preparando para recibir un enviado de Jesús que viene para ser nuestro Pastor, en su nombre...

Llaves del corazónComo siempre, Jesús viene a nosotros pero no impone su presencia. Para que llegue a nosotros tenemos que abrirle el corazón, cuya puerta sólo tiene llave desde adentro. Para que pueda entrar, tenemos que quitar las barreras, tenemos que allanarle los caminos, nos dice San Juan el Bautista, con su predicación en el desierto...

Para eso, es necesario quitar todo lo que sobra en nuestro corazón. No será la ropa, los zapatos o los paraguas que han quedado tirados, como cuando ordenamos la casa. Pero es posible que también necesitemos una "topadora" espiritual, que tenemos que poner en marcha durante este Adviento, para "aplanar las montañas y las colinas", es decir, quitar todo lo que sobra en nuestro corazón, a la hora de recibir a Jesús. Tendremos que quitar nuestras prepotencias, desplantes, odios, indiferencias, venganzas...

Además será necesario poner todo lo que nos falta para que Jesús pueda alojarse en nuestro corazón. No serán flores, o perfumes, o colgar cuadros, como cuando arreglamos nuestra casa para recibir amigos. Pero será necesario "rellenar los valles" que tiene nuestro corazón, haciendo más fuerte nuestra oración, más audaz y comprometido nuestro amor, más constante e insistente nuestra capacidad de perdón...

Velas 23. JESÚS VENDRÁ AL PESEBRE QUE LE HAGAMOS EN NUESTRO CORAZÓN, CON AMOR... En definitiva, para preparar esta Navidad, y la diócesis para recibir al Obispo coadjutor, convendrá tener en cuenta que no son palacios ni grandes mansiones las que buscará Jesús (y su Pastor) para alojarse. Le bastará un sencillo Pesebre. Jesús vino en un tiempo determinado, que el Evangelio según San Lucas no presenta con precisión, señalándonos las autoridades que había en cada lugar. También ahora lo recibimos en una situación determinada, con las cosas como están y con todas las circunstancias propias de nuestro tiempo...

PesebreEn estas circunstancia nos toca recibirlo y prepararnos para hacerlo de la mejor manera. La Corona de Adviento nos va señalando la brevedad y la urgencia de este tiempo. La semana pasada teníamos encendida una sola vela, hoy son dos, y quedan para agregar sólo otras dos más. El tiempo urge, no lo podemos perder, no nos podemos demorar...

Nosotros tendremos que armar ese Pesebre en nuestro corazón, con prisa y sin pausa durante este Adviento, poniendo madera tras madera, reuniendo el pasto que le hará de colchón. Todo eso lo podremos hacer incluso visiblemente, si a vamos armando el Pesebre que ponemos en nuestra casa, de modo que cada figura que vamos agregando, cada adorno que le sumamos, tenga como respaldo un gesto de nuestra conversión y de nuestro amor...


Lecturas bíblicas del Domingo II de Adviento del Ciclo Litúrgico C:

Volver al inicio de la predicación...


Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
Todas las predicaciones: http://www.awbunge.com.ar/predicaciones/
Valid HTML 4.01!Para suscribirse: predicacionesawb-subscribe@gruposyahoo.com.ar
Para borrarse: predicacionesawb-unsubscribe@gruposyahoo.com.ar