1.
TODOS HEMOS APRENDIDO EN NUESTRAS FAMILIAS
CÓMO CELEBRAR LA NAVIDAD... Por esta razón,
aunque en Navidad hay traiciones que son de todos, otras son
propias de cada lugar, y algunas incluso son propias de cada
familia. Por ejemplo, en las familias en las que hay
varios que cantan bien y cultivan el gusto por esta capacidad es
posible que
exista la costumbre de unirse rezando en algún momento de la
Nochebuena cantando Villancicos u otros cantos apropiados para la
ocasión. Otras familias
se limitarán a otros modos de
oración o a una simple bendición de la mesa familiar...
En el
Hogar Marín todos venimos quizás de tradiciones distintas, pero vamos
aprendiendo año tras año de las
Hermanitas de los Pobres un sentido especial de la fiesta, que ellas
recibieron de su fundadora, santa Juana Jugan. Su devoción mariana la
ponía siempre cerca de la Virgen María, como hace ahora con nosotros el
Adviento. Precisamente a la hora de
aprender a celebrar la Navidad conviene acudir a quien más sabe sobre
ella. Por eso el cuarto Domingo de Adviento, el
último Domingo antes de la Navidad,
nos presenta a María como la figura central, ya que de ella
es de quien mejor podemos aprender a celebrar la Navidad...
2. MARÍA
NOS
ENSEÑA CÓMO RECIBIR A JESÚS, QUE YA VIENE: DISPUESTOS Y HUMILDES...
María
fue una mujer pobre, de verdad y de corazón, y por eso mismo sin
ataduras. Su pobreza le enseñó a ser humilde y a estar siempre
disponible para Dios, pronta para responderle con fidelidad. Así se
la vio cuando el Angel Gabriel le anunció el misterio
de Dios hecho
Hombre que quiso nacer de ella. Así también partió embarazada, con
José, sobre un burro, hacia Belén, donde nació Jesús en un pesebre,
porque no había lugar para ellos en las casas y en los albergues. Y
nos enseña, entonces, a estar siempre dispuestos, para recibirlo a
Jesús siempre y del modo que Él quiera acercarse a nosotros...
María
fue también una mujer de
fe, con la que respondía a Dios, que la había hecho Inmaculada desde el
primer instante de su concepción (por esta razón el Angel
la saluda llamándola "llena de gracia"). Porque era una mujer de fe, no
dudó ante el anuncio del Angel. Preguntó cómo sucedería lo que Dios
había dispuesto para
ella,
porque quería ser fiel al desposorio que ya había celebrado con José.
Pero esa pregunta no dejaba espacio para la duda ya que, movida por la
fe, desde el primer momento se puso humildemente en manos de
Dios, para que se hiciera en ella según "Su (de Dios) Palabra",
disponiéndose libremente como servidora...
Siendo
hombres y mujeres de fe, también nosotros podremos ser lo
suficientemente humildes como para asumir lo que nos toca en la vida,
especialmente en las circunstancias en las que por una u otra razón se
nos caen o se nos deshacen los sueños que nos hemos construido pensando
que todo debía ser con color y perfume de rosas en nuestra vida,
olvidándonos que éstas crecen protegidas por las espinas (en realidad
las circunstancias más duras nos ayudan a no vivir envueltos o rodeados
por
fantasmas, ídolos o fantasías). La realidad que tenemos
por delante, a veces llorosa y empobrecida, es la realidad del mundo a
la que Jesús sigue viniendo, como cada vez que celebramos la Navidad,
para traernos la salvación.
Simplemente, basta estar presentes en el lugar y en el momento en Jesús
viene...
3. HAY
QUE ESTAR
JUNTO AL PESEBRE, COMO MARÍA
Y JOSÉ, PARA RECIBIR A JESÚS... Ya sabemos que en nuestra sociedad de
consumo la Navidad sufre por
desgracia una especie de "contaminación" comercial, que nos lleva a
correr el riesgo
de perder su espíritu auténtico, que reclama silencio, recogimiento y
sobriedad para alcanzar una alegría que nazca el corazón...
El
Pesebre nos hace
retornar al recogimiento y a la sobriedad propios de la Navidad. El
Pesebre que armamos en nuestras casas nos permite volver a una alegría
que no es
exterior sino íntima y profunda. Porque el
Pesebre es el lugar Jesús encontró disponible cuando vino a nosotros, y
donde María, José y los Pastores lo recibieron. Por eso las
Hermanitas de los Pobres en sus Hogares, no sólo ponen adornos que nos
recuerdan la fiesta que se acerca. Sobre todo, y especialmente,
ponen Pesebres en todos los lugares de la Casa. Empezando por el que
está en la Iglesia, pero también los que están en cada uno de los
comedores, en los pasillos más transitados, y en todos los lugares que
más frecuentamos. Para que no se nos olvide que el Pesebre y la
Navidad van de la mano, ya que en un Pesebre nació Jesús...Volver al inicio de la predicación...