Más permeable...

Queridos amigos: 

Esta fue mi predicación de hoy, 7 de marzo de 2010, Domingo III de Cuaresma del Ciclo Litúrgico C, en la Abadía Santa Escolástica y en el Hogar Marín:

Terremoto1. MUCHAS COSAS MUY DISTINTAS CABEN DENTRO DEL CORAZÓN DE CADA UNO DE NOSOTROS... Y es en las circunstancias límites cuando estas cosas que anidan en el corazón aparecen de la manera más visible. El tremendo terremoto que sufrió nuestro país hermano y vecino de Chile fue una de esas circunstancias que hacen que salga lo mejor y lo peor de lo que hay dentro de cada uno...

TerremotoCuando tuvieron que evacuar dos de los Hogares de Ancianos de las Hermanitas de los Pobres, uno en Concepción y otro en Santiago, los dos que tenían las construcciones más antiguas y que quedaron en un estado inhabitable, muchos se acercaron para brindar socorro, contención y ayuda a los ancianos y a las Hermanitas, así como agua, alimentos y todo lo que necesitaban en la emergencia; y de la misma manera muchos en Chile y en los países vecinos abrieron sus corazones y sus manos para ponerse al servicio de los damnificados...

SaqueosTambién salieron a relucir otras reacciones, y los saqueos fueron un signo de las profundidades y la oscuridad que pueden manifestarse en los corazones que se cierran a los demás. Algunos quizás movidos por la necesidad, otros simplemente con la bajeza de quien quiere aprovechar la ocasión para su propio fruto, pero siempre con la tristeza de no tener espacio para los demás en la propia vida y pensar sólo en la propia ventaja, se abalanzaron sobre bienes que no eran propios y los acapararon para su provecho personal, aprovechándose de su juventud o agilidad...

Lo mismo pasa en nuestra vida cotidiana, en las reacciones que cada momento tenemos "en el pasillo". No me estoy refiriendo sólo a los pasillos del Congreso, que existen y en los que muchas veces se urden venganzas o revanchas no siempre encaminadas a cumplir la propia función de servicio a los ciudadanos. En todas las casas hay pasillos, y en los Hogares de las Hermanitas, y en las Abadías, y en las Parroquias y en los Obispados, y hasta en el Vaticano, donde pueden darse pequeñas rencillas, peleas, con miradas cruzadas en las que no crece el amor sino todo lo contrario, revanchas o venganzas con las que nos plantamos ante cualquiera que nos parece que nos han herido en algo, para responder lastimando. Por eso, la advertencia que Jesús no plantea hoy en el Evangelio, vale no sólo para los terroristas y para los que agreden con las armas de la muerte, sino para todos...

Conversión2. SI NO NOS CONVERTIMOS, VAMOS A ACABAR TODOS DE LA MISMA MANERA... Todos los males son posibles y pueden crecer hasta dimensiones impensadas son posibles cuando nuestros corazones se alejan de Dios. Por eso vale para todos nosotros la exhortación de Jesús. No pueden atribuirse los males de nuestro tiempo a algunos a los que podamos acusar de su maldad de modo tal que nosotros quedemos totalmente al margen. Cada uno de nosotros tiene algo que revisar y que corregir en su propia vida...

TerremotoPor eso Jesús hoy nos exhorta con vehemencia a la conversión. Esa conversión que consiste en dar totalmente vuelta el corazón hacia el otro lado, cambiar totalmente de rumbo, volver totalmente nuestro corazón hacia Dios y caminar en su dirección. Viendo todo el mal que puede hacer un corazón que se encierra sobre sí mismo, sabemos que la conversión nos llama a responder con amor al odio y al dolor, a responder a la muerte con la decisión de darlo todo para defender la vida digna de todos, en todos lados y en todo momento...

Y en esto no hay exentos o privilegiados. Unos más y otros menos, unos en unas cosas y otros en otras, pero todos tenemos que cambiar en algo, volviendo nuestro corazón hacia Dios, para llenarlo más de su amor. Y en eso consiste precisamente la conversión. Nos toca "mover" esa línea imaginaria que divide el bien del mal en el corazón de cada uno de nosotros, para que crezca siempre más y más en nosotros el amor...

Corazón3. EL TIEMPO PARA DAR BUENOS FRUTOS ES PARA CADA UNO EL QUE DURA LA PROPIA VIDA... En todo caso, el tiempo apremia. La Cuaresma es un tiempo especial de conversión, que nos prepara a la celebración del triunfo del amor de Dios sobre el odio que quiso expulsarlo del mundo clavándolo en una Cruz, es decir, a la celebración del triunfo de la Resurrección y de la vida sobre la muerte en la próxima Pascua, el 4 de abril...

No hay que perder el tiempo, este es el momento para que nuestro corazón se haga más permeable y se impregne más intensamente del amor de Dios. De todos modos, por mucho que hagamos, seguramente nos quedará algo todavía por hacer, para que crezca más en nosotros el amor de Dios. Pues bien, con la imagen de la higuera plantada en la viña del Señor, Jesús nos enseña que, en realidad, todo el tiempo que dura nuestra propia vida es el que tenemos en nuestras manos para convertirnos, y dar los buenos frutos a los que nos lleva el amor de Dios...

Ahora bien, ¿quién sabe cuánto durará su propia vida? Por supuesto, nadie, ya que es algo que perteneces a los misteriosos designios de Dios. Por lo tanto, no hay tiempo que perder: Este es el tiempo propicio, esta es la hora, inaplazable, de la propia conversión...


Lecturas bíblicas del Domingo III de Cuaresma del Ciclo C:

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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
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