Viviendo para Dios...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de anoche en la Vigilia Pascual celebrada en el Hogar Marín y de hoy, 4 de abril de 2010, Domingo de Pascua, en la Abadía Santa Escolástica (clic aquí para verla y oírla en Youtube):

Tristeza1. HEMOS RECIBIDO AMENAZAS DE MUERTE: TRISTEZA, MIEDO, ENOJOS Y HASTA EL ODIO, QUE MATAN... De todos modos, no hay nada que temer. Hace tanto que todos recibimos la primera amenaza de muerte, que ya no hemos olvidado de ella. Es más, en el mismo momento en que nacíamos teníamos ya una sentencia que caía sobre nosotros: la certeza de que no viviremos para siempre. Por más que lo pretenda la medicina, y se esfuercen todos en brindarnos los mayores cuidados, llegará un momento en que ya no podremos vivir mas esta vida...

Pero no ha sido la única. A ella le han seguido muchas otras. Y no me estoy refiriendo sólo a las enfermedades, más o menos graves, que nos han tenido a mal traer y nos han acercado más o menos a ese momento que algún día, con mayor o con menor retraso, llegará. Alguna vez la tristeza nos ha ganado el corazón, y eso sí que es una amenaza de muerte. La tristeza mata. La tristeza apaga el corazón y lo deja tal como estaba este Templo antes de que comenzáramos esta Vigilia Pascual, a oscuras...

MiedoPero además de la tristeza, nos ha amenazado de muerte el miedo, y cada vez que lo hemos sufrido hemos tenido sobre nosotros el peso de una amenaza de muerte. El miedo no nos deja vivir. El miedo nos paraliza. El miedo puede incluso, como la tristeza, hacernos desear que se acabe la vida, porque se nos hace demasiado pesada...

Y esto todavía no es todo. Porque alguna vez nos hemos enojado con alguien, aunque sea sólo un poco y por un rato, y entonces, aunque haya quedado marcado con letra bien pequeña y sin mayúsculas, como esa letra oculta que a veces se ponen en algunos contratos, algo de odio ganó espacio en nuestro corazón, y eso es una amenaza de muerte, porque el odio mata al que lo tiene, lo destruye, lo carcome desde adentro y le hace perder el sentido de la vida. Tenemos entonces muchas amenazas de muerte, pero esta noche viene Jesús a decirnos una palabra que nos rescata para siempre, y nos rescata para la Vida...

Sepulcro vacío2. DIOS TIENE UNA PALABRA DE AMOR, QUE PUEDE MÁS QUE LA MUERTE: JESÚS... Jesús pronuncia al salir del Sepulcro, venciendo sus puertas y el encierro de la muerte, una Palabra que da vuelta todas las cosas. El mismo es esa Palabra, cuyo Sí a la Vida por su Resurrección cambia todas las cosas....

Luz y BatuismoJesús resucitado le dice Sí a la Vida. Esta Palabra es de Dios, viene de Dios y la pronuncia Dios con la Resurrección de Jesús. Y es Él quien nos hace participar de su Vida, porque venció al pecado, que se ensañó con él llevándolo a la Cruz, y a la muerte. Por eso cantamos de gozo en esta noche. Porque hoy dejamos que repercutan en nuestro corazón sólo estas palabras cargadas de Vida: Jesús vive para siempre y nos hace partícipes a nosotros de esta Vida que viene de Dios y que Él nos ha ganado, para que también nosotros superemos las barreras del pecado y de la muerte...

Esta noche está llena de signos que nos hablan de la presencia de Dios. En primer lugar la Luz del Cirio que nos ilumina y a la que cantamos en el pregón pascual. El Cirio nuevo, que se enciende con la Luz que viene del Fuego nuevo, el mismo fuego que Jesús pone en nuestros corazones para encendernos en la fe que necesitamos para caminar con Él todo el camino de la vida. Enseguida bendeciremos el agua con la que seremos rociados para revivir en nosotros lo que del momento mismo de nuestro Bautismo el mismo Dios comenzó a construir en nosotros sembrando sus semillas de eternidad y llamándonos a vivir para siempre...

Alegría Pascual3. HAY QUE RECIBIR EL AMOR DE DIOS Y VIVIR EN ÉL, PARA PODER MÁS QUE LA MUERTE... Tenemos muchas amenazas, pero podemos vivir tranquilos y apostar tranquilos a la vida. Viviendo para Dios, que lo puede todo, y también puede vencer al pecado y a la muerte. El Amor de Dios es poderoso. Puede más que el pecado y que la muerte. Ese Amor se hizo hombre y habitó entre nosotros, probó nuestra muerte y resucitando nos dio su Vida. Bastará, entonces, que estemos dispuestos a recibirlo a Jesús, a recibir el Amor de Dios con las ventanas del corazón bien abiertas, para que podamos vivir sin tristezas y sin miedo...

AlleluiaA Jesús lo hemos recibido por primera vez sacramentalmente en el Bautismo. En la Vigilia Pascual hemos renovado las promesas y los compromisos que nuestros padres y padrinos, si nosotros éramos infantes, hicieron por nosotros el día de nuestro Bautismo. Hemos seguido recibiendo a Jesús cada vez que hemos celebrado los Sacramentos o nos hemos alimentado con la Palabra de Dios, en la que el Amor está vivo...

Sin embargo, no alcanza con eso. Además de recibir el Amor de Dios, hace falta vivir en él. Porque el amor sólo permanece en nosotros si se mantiene vivo, ya que el amor es vida. Y el Amor de Dios, que recibimos permanentemente, permanece vivo en nosotros si nos hace vivir en el amor. Por eso, el camino para vencer a la muerte es el camino del servicio de unos a otros, al que nos lleva el amor, y que nos hace participar en la Vida que Jesús nos regaló desde la Cruz y con su Resurrección...

Se trata del servicio de los más chicos a los más grandes, de los más grandes a los más chicos, y de todos a todos. El amor que Dios nos ha dado y que vive en nosotros si no lo abandonamos, consiste en el compromiso de construir el bien de los otros, y esto sólo se puede hacer en el servicio. Es un amor al que Dios nos llama, entonces, que abarca a todos, y que nos permite vivir confiados, con alegría y sin miedos...


Algunas Lecturas bíblicas de la Misa de la Vigilia Pascual, ciclo C:

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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
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