Hace nuevas todas las cosas...
1. TODAS LAS COSAS, CON EL TIEMPO, O SE GASTAN O SE PONEN
VIEJAS... Ya lo decíamos hace tres semanas, y lo referíamos a los zapatos y a la
ropa. Algunos zapatos nos resultan especialmente cómodos, y nos gustan de manera
especial. Pero, por más que queramos hacerlos durar, llega un momento en que ya
no aguantan un solo paso más, y tenemos que darlos por jubilados. Lo mismo
decíamos de alguna ropa, a la que le tomamos especial cariño, por ejemplo,
alguna camisa. Se nos pone vieja y deshilachada, y a pesar de que quisiéramos
seguir usándola, tenemos que dejarla de lado con pesar, porque no aguanta ni una
puesta más. También se gastan los cubiertos, las ollas, las lapiceras. Así es
como muchas cosas van a parar al tacho de basura (y dicen que más aún en las
sociedades que tienen mejor pasar, en las que es mayor el consumo)...
De todos modos, no sucede sólo con las cosas inanimadas.
Nuestro propio cuerpo también "se gasta" o "se pone viejo". Con el tiempo vamos
perdiendo el pelo, y el que nos queda es cada vez más finito. También se nos
comienza a arrugar la piel, que nos queda más extensa que lo que tiene para
cubrir (de allí los "pliegues" y arrugas). Además, al revés de lo que
quisiéramos, con el tiempo se nos van poniendo más duras las articulaciones, y
más blandos los músculos y los huesos...
2. EL AMOR AL QUE JESÚS NOS LLAMA HACE NUEVAS TODAS LAS
COSAS... Jesús nos dice hoy, como a los Apóstoles en la Última Cena, que nos da
un mandamiento nuevo. Sin embargo, conviene que comencemos tomando en cuenta que
Jesús, primero, antes de pedirnos nada, nos da todo lo que nos pide. Él es el
que nos ama primero. Y su amor por nosotros, que es un amor que salva, se dejó
ver en la Cruz y floreció en la Resurrección, con la que vence el encierro en el
que nos dejó el pecado y supera las ataduras de la muerte...
Ese amor con el que Jesús nos ama es la fuente de la que
surge el amor al que Jesús nos llama. Jesús nos ha enriquecido con su Amor, que
es el de Dios, que hace nuevas todas las cosas, y que nos hace a nosotros
capaces de vivir como Él vivió y amar como Él nos amó. Porque si hay algo
asombroso en lo que Jesús nos dice hoy, no está en que nos llame a vivir en el
amor, sino en la medida increíble con la que Jesús nos hace capaces de amar y
con las que nos llama a vivir en el amor: como Él mismo nos ha amado a
nosotros...
Por eso es que podemos decir que este amor al que Dios nos
llama, aunque se llame "mandamiento" no se entiende del todo si sólo se la
mira como una obligación. En realidad, sólo es comprensible como una fuerza
interior que Él mismo pone en nosotros con su amor, ya que Jesús mismo nos da la
capacidad de hacer lo que después nos manda. Por eso, el amor al que Jesús nos
llama no es algo que "se cumple" haciendo una o más cosas, que se puedan listar
en una planilla, y que vamos marcando como quien completa una lista de tareas.
Es una actitud permanente ante nuestros hermanos, que necesitamos aprender de
Jesús...
3. NO HACE FALTA LLEVAR ESCUDOS PARA DISTINGUIRSE, SINO
AMAR COMO JESÚS NOS AMÓ A NOSOTROS... Sin duda, es bueno que nos hagamos ver
como cristianos, sobretodo si vivimos fieles al camino por el que Jesús nos
llama. Pero no hace falta que llevemos escudos en la solapa, ni cruces a la
vista, o rosarios colgados en el espejo del auto para hacernos ver...