Tareas que parecen imposibles...
1. A VECES LA VIDA NOS PONE ANTE TAREAS QUE PARECEN
IMPOSIBLES... Así deben pensar hoy los que tienen a su cargo el orden público,
ante la creciente libertad con la que se producen manifestaciones de los
movimientos piqueteros. Ayer a la tarde, por ejemplo, un pequeño grupo (no
pasaban de 20, según las noticias periodísticas, aunque quizás eran unos pocos
más, conforme a la foto), cortó una ancha Avenida (del Libertador) de la Ciudad
de Buenos Aires, y pusieron en evidencia el enorme problema ante el que nos
encontramos. ¿Cómo hacer, a esta altura, para controlar este fenómeno que, en
aras de la defensa de los derechos de algunos (a veces más legítimos y
trascendentes, otras veces más dudosos o secundarios), se apodera de
los espacios, públicos y privados, a veces con acciones directamente delictivas,
sin que se encuentre el modo de proteger los derechos de la inmensa
mayoría, que sufre las consecuencias...?
También podría parecernos una tarea imposible llevar
adelante una obra como la del Hogar Marín, si no constatáramos todos los días
cómo un pequeño grupo de Hermanitas, de una edad más bien madura, con un pequeño
número de eficientes empleadas, alcanzan para tener en marcha esta Casa,
verdadero Hogar en el que viven 90 ancianos, atendidos verdaderamente "como
en su casa". Apenas unas pocas personas realizan en la cocina la tarea que
permite preparar cada comida, como si fueran un equipo tan numeroso como el que
vemos aquí al lado...
De la misma manera, puede parecer una tarea imposible o una
carga desmesurada la misión que hoy tiene la Iglesia. Se trata, nada menos, que
de predicar una palabra sobrenatural de salvación a un mundo materialista y
descreído, una palabra de misericordia a un mundo injusto y cruel, una palabra
que pone la primacía del amor y del espíritu a un mundo que corre detrás de lo
sensible, marginando los valores que la Iglesia está llamada a despertar y
alimentar...
2. JESÚS NOS ENVÍA A VENCER EL MAL CON LAS FUERZAS DEL
BIEN... El envío de los setenta y dos discípulos, junto con Los Doce Apóstoles,
a quienes pone al frente de la misión, nos deja en claro que todos tenemos un
lugar en la misión de la Iglesia. Pero además de la misión, Jesús nos deja en
claro los medios con los que contamos y el modo en el que podemos realizarla,
aunque parezca que nos supera por todos lados. En definitiva, el primero nos da
lo que después nos pide que llevemos en su nombre a todos nuestros
hermanos...
Jesús resucitado nos ha cambiado la vida. Su fuerza redentora nos ha
cambiado del todo, pasándonos del horizonte de la muerte al horizonte de la Vida
eterna. De las tinieblas y la desgracia del pecado nos ha transportado a la luz
y a la gracia, de la enemistad con Dios nos ha llevado a la comunión con Él.
Toda esta enorme energía del Amor redentor que recibimos de Jesús, es la que Él
mismo nos encarga que llevemos a nuestros hermanos...
Por eso, la tarea a la que Jesús nos llama puede parecer
imposible, pero no lo es. Tenemos unas fuerzas que no son clamorosas y
explosivas, pero que son capaces de cambiar la realidad que nos rodea, poco a
poco...
3. TENEMOS QUE ANUNCIAR A JESÚS CON EL BIEN QUE PODEMOS
HACER CADA DÍA... ¿Cuántos platos habrá lavado en su vida cada ama de casa que
lea estas líneas? Seguramente, si se pudieran poner uno arriba de otro, harían
un altísima pila, muy por encima de donde alcanza nuestra vista, y realmente nos
asombraría (podría haber dicho lo mismo de los "amos de casa", pero
sospecho que, al menos en algunos casos, la pila sería mucho más pequeña). Pero
esa pila sólo se puede armar sumando los platos que se lavan cada día...
Cuando nuevos visitantes llegan al Hogar Marín se asombran porque, siendo
una Casa tan grande, todo reluce (los pasillos, en el comedor, en la
Capilla). Conviene tener en cuenta que eso no sucede de manera automática. Sólo
es posible, porque todo se limpia de nuevo cada día...