Hay que prepararse con amor...

Queridos amigos: 

Esta fue mi predicación de hoy, 20 de noviembre de 2005, Solemnidad de Cristo Rey del Ciclo Litúrgico A, en el Hogar Marín. Me basé en dos de las lecturas bíblicas de la Misa del día:


Señalando el culpable1. CUANDO ALGO NO ANDA BIEN, LO PRIMERO QUE PENSAMOS ES QUE LA CULPA LA TIENE "OTRO"... La primera reacción cuando surge un problema suele ser buscar las excusas, que nos libren del peso de la responsabilidad...

Los Obispos argentinos acaban de entregarnos una Carta Pastoral cuya finalidad es presentarnos el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia editado el año pasado por la Santa Sede, y cuya traducción al castellano se ha presentado recientemente, para ayudarnos a volcar una mirada de fe sobre la realidad en la que vivimos, y encontrar los caminos que nos ayuden a responder desde la fe ante los desafíos de nuestro tiempo...

KirchnerEn esta Carta los Obispos asumen los cinco principios de la Doctrina Social de la Iglesia (el bien común, que nos compromete a todos, el destino universal de los bienes, que deben servir a todos, la subsidiaridad, de aplicación no sólo a la economía sino también a la educación y a muchos otros ámbitos de la vida social, la participación de todos en la vida común y la solidaridad, que nos hace a todos responsables de la suerte de todos), y sus cinco valores principales (la verdad, la libertad, la justicia y la caridad), y nos ayudan a ver las situaciones y cuestiones concretas en las que deberíamos esforzarnos por aplicarlos en nuestra nación, tanto y hace tanto tiempo golpeada. Puede ser una tentación, a la que hay que escapar, leer esta Carta buscando quedar "libres de culpa y cargo", como si alguien pudiera decir que las circunstancias que vivimos en nuestra patria fueran sólo consecuencia de las culpas de "los otros", mientras que a nosotros sólo nos corresponde la inocencia...

Niña de la calleLo mismo parecen hacer los que en la parábola de hoy Jesús pone a su izquierda, acusándolos de su falta de piedad, porque tuvo hambre y no le dieron de comer, tuvo sed y no le dieron de beber, estaba de paso y no lo alojaron, desnudo y no lo vistieron, enfermo y preso y no lo visitaron. Ellos buscan sus excusas, diciendo que nunca se lo encontraron a Jesús en esas situaciones, pero esas excusas no los disculparán, ya que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de sus hermanos, les dice Jesús, es decir, de nuestros propios hermanos, es con Él que no lo han hecho...

Ante los niños que en las grandes ciudades de nuestra patria piden por la calle los bienes más elementales que no tienen para subsistir, ante la creciente pérdida de la cultura del trabajo que va siendo reemplazada por la dádiva (utilizada para comprar "favores" de manera desvergonzada, degradando tanto al que abusando de su autoridad da como propio lo que no es suyo como al que recibe de ese modo lo que tiene el derecho y el deber de recibir como fruto de su trabajo), ante la falta de educación, que retrasa por muchos años la posibilidad del resurgimiento de generaciones enteras que quedan sumidas en la mayor pobreza, que no es precisamente la económica, ¿quién puede lavarse las manos, distrayéndose con acusaciones a otros, como si no tuviera nada que ver, y hubiera recién aterrizado en estas tierras, proveniente de no sé qué galáctica de supuestos e inocentes salvadores de la patria?...

Anciano en comedor2. JESÚS SIEMPRE NOS ESPERA EN LOS MÁS PEQUEÑOS DE NUESTROS HERMANOS... Jesús nos llama a través de las necesidades de cada uno de nuestros hermanos para que vayamos a su encuentro, para que vayamos a atenderlo con nuestra buena voluntad y nuestro amor...
 
Todos nosotros sabemos que hay chicos que se mueren de hambre en algunos lugares de nuestros país. Lo sabemos porque Caritas presta un enorme servicio atendiendo a niños y adultos. Lo sabemos y lo saben los Obispos, que conocen y alientan el trabajo de Caritas y de otras instituciones de hombres de buena voluntad, que hace ya mucho tiempo vienen dando a niños y a adultos, en muchos lugares, todo lo que tienen para comer y para atender a sus necesidades más básicas. No necesitamos, para saberlo, que la televisión y la radio nos lo digan y nos lo muestren, como lo hacían unos años atrás, en los momentos más críticos de las crisis que hemos pasado. Tendríamos derecho, incluso, a desconfiar de las olas de imágenes que nos inundan cuando la pobreza se convierte en noticia, ya que hemos conocido los tiempos en los que se ha utilizado vilmente el hambre para hacer campañas políticas cuando se acerca una elección. El hambre y la pobreza, la falta de trabajo y de la voluntad de educar están presentes también cuando no salen en los medios masivos de comunicación. Esta foto, que nunca salió en los medios, nos muestra a un señor que, en Tartagal, tres años atrás, recibía en una misión de padres franciscanos el alimento que le permitía mantenerse en pie...
 
Visita a ancianoAllí nos espera Jesús, en cada uno de los más pequeños de nuestros hermanos, que claman desde sus necesidades, y nos muestran el rostro de Cristo que se acerca a nosotros, esperando el amor como el fruto preciado de nuestra fe. Dios nos hizo a su semejanza, y en lo que más nos parecemos es precisamente en nuestra capacidad de amar, es decir, de ocuparnos de las necesidades de nuestros hermanos, sin más interés que su propio bien. Un amor, entonces, que no es sólo un sentimiento más o menos duradero, sino una decisión perseverante de ocuparnos del bien de nuestros hermanos, haciendo por ello todo lo que está en nuestras manos...
 
Tengamos en cuenta que, a la hora del balance final, cuando lleguemos a las puertas del Cielo, Jesús no nos preguntará cuántas veces nos hemos confesado, cuántas veces hemos ido a Misa, o cuántas veces o cuántos Rosarios hemos rezado. Todas estas prácticas de piedad nos ayudarán a alimentar y expresar nuestro amor a Dios, y a fortalecernos para vivir perseverantemente comprometidos en el amor, sobretodo cuando recibamos como pago la ingratitud o la indiferencia. Pero a la hora del balance final Jesús simplemente nos pondrá a prueba, con el filtro del amor, que pondrá en evidencia si lo hemos atendido en nuestros hermanos pequeños...

Corazón y Cruz 3. HAY QUE PREPARARSE CON AMOR PARA LA FIESTA DEL REINO DE DIOS, EL CIELO... Como hemos dicho ya en el Domingo pasado, y también en el Domingo anterior, el Cielo, que es la fiesta completa y total del amor de Dios, no se improvisa. Por esta razón, sólo con amor el corazón se enancha de una manera tal que se hace capaz de disfrutar el Cielo...

CieloHay que tener en cuenta, sin embargo, que en el medio del amor está la Cruz. Porque se trata de una amor capaz de construir paciente y perseverantemente el bien de nuestros hermanos. Son los gestos de amor de cada día, grandes o pequeños, con los que acudimos en auxilio del que tiene hambre o sed, del que está sin techo o sin ropa, del que está enfermo o en la cárcel, los que nos preparan para la fiesta del Amor de Dios...

Las necesidades de los que en nombre de Dios golpean a nuestra puerta podrán ser las que Jesús menciona en la parábola de hoy, u otras semejantes. Pero seguirán siendo siempre estos "embajadores de Jesús", con quienes Él se identifica, hasta el punto de decirnos que cuando los atendemos a ellos es a Él a quien atendemos y cuando los dejamos sin respuestas es a Él a quien hemos dejado de atender, los que vengan a golpear nuestra puerta. De la misma manera, seguirá siendo sólo la respuesta del amor la que nos vaya preparando para la fiesta del Cielo. Hoy celebramos a Jesús como Rey, culminando el año litúrgico en el que hemos ido recorriendo todo su misterio, desde que comenzamos a preparar la Navidad pasada. Es momento para tener en cuenta que el Reino de Dios, que se manifestará plenamente en el Cielo, es el Reino del amor. Y es con el amor con el que se anticipa y se prepara el Cielo...


Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
Todas las predicaciones: http://www.awbunge.com.ar/predicaciones/
Valid HTML 4.01!Para suscribirse: predicacionesawb-subscribe@gruposyahoo.com.ar
Para borrarse: predicacionesawb-unsubscribe@gruposyahoo.com.ar