Ayudarnos a cargar la Cruz...
Queridos amigos:
1. CUANDO SE EMPRENDE UNA
MARCHA, SIEMPRE HAY QUE TOMAR DECISIONES...Y es muy importante elegir
bien, sin equivocaciones, porque de eso dependerá que se pueda llegar a
la meta que se pretende alcanzar. Un bote de goma , por ejemplo, puede
ser una buena elección y puede servir si lo que uno pretende es
divertirse un rato en una pileta. A lo sumo podrá servir también para
meterse un rato en una laguna de aguas muy tranquilas, pero sería una
mala elección si lo que se pretende es conectarse con el mundo a través
de los océanos...
Todos nosotros estamos en una marcha, que
tuvo su inicio el día de nuestro nacimiento, y tiene su meta es el
Cielo (donde todos queremos llegar, aunque muchas veces sin apuro).
También tenemos una meta como patria, como nación. Y en horas cruciales
como las que estamos viviendo, hay que elegir, no sólo cuando llega el
momento de votar, sino todos los días, y según sea nuestra elección,
será nuestra posibilidad de llegar a la meta buscada...
Para encaminarnos a la meta que tenemos como
nación podemos elegir la verdad, o la mentira, pero no las dos, porque
donde entra una no cabe la otra. Podemos elegir la paz o la violencia,
pero no las dos, porque la violencia destruye la paz. Podemos elegir el
esfuerzo o la comodidad, pero no las dos, porque la comodidad no nos
permite hacer el esfuerzo que necesitamos. Podemos elegir la justicia o
la injusticia, pero no las dos, porque se oponen. Podemos elegir la
honradez (la honra) o la corrupción, pero no las dos, porque la
corrupción destruye la honra, propia y ajena. Podemos elegir la fe o la
impiedad, pero no las dos, porque la fe, cuando la elegimos en serio,
baña toda nuestra vida...
2. PARA LLEGAR A LA META, HAY
QUE ELEGIR SIEMPRE A JESÚS, Y SU CRUZ... Jesús es nuestro Camino,
Verdad y Vida, o, como dice San Agustín, Jesús es nuestro Camino,
porque de Verdad nos lleva a la Vida. Él tiene con qué reclamar nuestra
atención, y pedirnos nuestra confianza, para que lo elijamos de tal
modo a Él, que nada pueda desviarnos a lo largo de la vida, en la que
vamos caminando hacia la meta. Pero Jesús, cuando nos llama a
elegirnos, nos recuerda cómo y cuál es su camino: la Cruz. Es a través
de la Cruz que Él venció a la muerte y al pecado, y a esa Cruz nos
llama, para que alcancemos la resurrección que Él ya ha alcanzado...
Si elegimos a Jesús, Él se subirá a nuestra
barca, y desde allí podrá calamar todas las tormentas. Pero
necesariamente esa elección, además, nos cambiará la vida. Si elegimos
a Jesús, ya no habrá espacio en nuestra vida para la mentira, o la
violencia, o la comodidad, o la injusticia, o la corrupción, porque con
Jesús estamos eligiendo la verdad y el coraje para defenderla, la paz y
el compromiso para construirla, la justicia y la pasión para
sostenerla, el esfuerzo para sostener con fidelidad nuestra elección a
cada paso, la honradez (la honra) y la firmeza para custodiarla, la fe
y todas sus consecuencias...
Si elegimos a Jesús, esto tendrá
consecuencias para nuestra vida y para la vida de todos los que nos
rodean. De esto hablaba el Cardenal
Bergoglio ayer, cuando se dirigía a los agentes de la Pastoral
Social de la Arquidiócesis de Buenos Aires, en una exposición que los
periodistas recogían con asombro esta mañana en los los medios
escritos, radiales y televisivos. ¿Es que podría esperarse que la fe
cristiana no tenga consecuencias en quienes hemos encontrado en Jesús
al Hijo de Dios, capaz de orientar toda nuestra vida a la meta
celestial, y por eso mismo nos compromete a construir nuestra vida
personal y social a partir de la luz que encontramos en sus palabras
salvadoras?...
3. UNIDOS EN LA IGLESIA,
PODEMOS AYUDARNOS A CARGAR CON LA CRUZ... Pero cuando elegimos a Jesús,
no estamos solos. Así como nos encontramos con él porque su Palabra nos
ha sido predicada por la Iglesia y sus Sacramentos lo hacen siempre
presente en ella, así también nuestra fe se hace sólida dentro de la
Iglesia...