Con alegría y sin miedo...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de anoche en la Vigilia Pascual celebrada en el Hogar Marín y de hoy, 8 de abril de 2007, Domingo de Pascua, en la Abadía Santa Escolástica:

Tropezar1. MUCHAS COSAS PUEDEN HACERNOS TROPEZAR A LO LARGO DEL CAMINO DE LA VIDA... Por lo tanto, hay que caminar con cuidado. En primer lugar hay que ser precavidos cuando hay muchos escalones, que se vuelven especialmente peligrosos cuando todo está oscuro o no hay suficiente luz. Así estaba el Templo antes de comenzar nuestra celebración, y junto con el Padre Raúl tuvimos que tener especial cuidado, ya que tuvimos que desplazarnos a oscuras desde la Sacristía hasta la puerta del Hogar, donde comenzaríamos con la bendición del fuego nuevo; conocíamos bien el camino, pero éste se hacía especialmente peligroso porque no había ninguna luz, el Cirio Pascual no estaría encendido hasta que se lo pudiera hacer con el fuego nuevo recién bendecido...

TropezarTambién pueden hacernos tropezar nuestras rodillas, nuestros huesos o nuestros músculos, cuando nos juegan una mala pasada y pierden su firmeza, quitándonos nuestros necesarios puntos de apoyo. Y esto ya sea porque alguien se nos interpuso con una patada querida o accidental, o simplemente porque los años van dejando inevitablemente sus huellas, y nos van quitando la firmeza que fuimos adquiriendo en los años mozos de nuestra juventud...

Muerte absurdaPero, de todos modos, como nos recordaba el querido Cardenal Eduardo Pironio hace ya 10 años, escribiendo para la Pascua del año 1997 (un año antes de su muerte), también es posible que nos hagan tropezar la tristeza y el miedo. A lo largo de la vida se multiplican los motivos para la tristeza y el miedo. Por algo las palabras que más repite Jesús resucitado en todas sus apariciones a los Apóstoles y a las mujeres que fueron a buscarlo al Sepulcro (que encontraron vacío), son: "alégrense" y "no tengan miedo". Aunque sabemos, por ejemplo, que la muerte es parte integrante de la vida, la pregunta sobre nuestra propia muerte no deja de provocarnos tristeza o miedo. La pregunta sobre la muerte, por otra parte, se nos vuelve más dramática y acuciante cuando se trata de muertes que para el sentido común parecen más absurdas, y la tristeza o el miedo pueden ser mayores porque ante esos casos puede parecernos absurda hasta la misma vida...

Para no tropezar con la tristeza y el miedo necesitamos una respuesta que nos muestre que no es absurda la muerte, y por eso mismo tampoco la vida. Y si queremos una respuesta que alcance toda la profundidad que tiene este misterio de la muerte y la vida, es a Dios a quien tenemos que dirigir nuestras preguntas. Él las responderá todas, y le bastará para ello una sola Palabra...

Resurrección2. DIOS TIENE UNA PALABRA DE AMOR, QUE PUEDE MÁS QUE LA MUERTE: JESÚS... La Palabra de Dios se hizo carne. Jesús nació en Belén, y ha hecho de manera completa nuestro viaje, como nos decía Benedicto XVI en su predicación de la Vigilia Pascual celebrada hace unas horas en la Basílica de San Pedro...

Manos de JesúsHabiendo realizado nuestro camino, gustó nuestra muerte para que ya la muerte no nos pueda hacer tropezar. Ante el misterio grande de nuestra salvación con el que Jesús se abraza a nuestra muerte para que ya no no nos pueda hacer tropezar gracias a su Resurrección, el Papa ponía anoche en boca de Jesús estas palabras: "Dondequiera que tú caigas, caerás en mis manos. Estoy presente incluso a las puertas de la muerte. Donde nadie ya no puede acompañarte y donde tú no puedes llevar nada, allí te espero yo y para ti transformo las tinieblas en luz". El Bautismo nos ha hecho participar en la muerte de Jesús, nos dice San Pablo y nos recordaba Benedicto XVI, y por eso mismo ya tenemos parte en su Vida, que puede más que la muerte...

Jesús es la Palabra de Dios que se hizo carne para darnos su salvación. Y es una Palabra de Amor, ya que Dios es Amor. El Amor de Dios es la causa de la vida, de toda vida. Dios es la causa profunda de la vida de todas y de cada una de las personas humanas que han llegado, que llegan y que llegarán a este mundo. Pero además, Dios es quien ha decidido darnos la posibilidad de participar en su propia Vida, llamándonos a vivir en comunión con Él...
 
Jesús resucitadoEste Amor de Dios no muere. Por eso este Amor de Dios puede más que el pecado con el que podemos rechazarlo, y puede más que la muerte, que aparece como una consecuencia del pecado, intentando ponerle límites a la Vida que Dios nos quiere dar. Y por eso Jesús, siendo el Amor de Dios que se hizo uno de nosotros para salvarnos, después de haber muerto en la Cruz resucitó, y con su Resurrección nos abrió a todos nosotros las puertas del Cielo, haciendo posible que también nosotros podamos vivir para siempre. Esto es lo que celebramos en la Pascua...
 
Este Amor de Dios, que resucitó a Jesús, puede sanar todas las heridas, puede reconstruir todo lo que se ha roto. Jesús, desde la Cruz, y con su Resurrección, rescata nuestra vida del fracaso al que la llevan nuestros pecados, redime nuestra condición humana, nos salva de la muerte definitiva, rehace lo que nuestra rebeldía ha desecho en nuestra relación con Dios, reconstruye lo que nuestra desobediencia u oposición a los planes de Dios ha destruido. En definitiva, Jesús, con su Cruz y su Resurrección, eleva nuestra condición humana a la altura de los hijos de Dios, herederos de su gloria. Para que ya nada pueda hacernos tropezar con la tristeza y el miedo que quieren amargarnos la vida...

Alegría pascual3. HAY QUE RECIBIR EL AMOR DE DIOS Y VIVIR EN ÉL, PARA PODER MÁS QUE LA MUERTE... El Amor de Dios es poderoso. Puede más que el pecado y que la muerte. Ese Amor se hizo hombre y habitó entre nosotros, probó nuestra muerte y resucitando nos dio su Vida. Bastará, entonces, que estemos dispuestos a recibirlo a Jesús, a recibir el Amor de Dios con las ventanas del corazón bien abiertas, para que podamos vivir sin tristezas y sin miedo...

AlleluiaA Jesús lo hemos recibido por primera vez sacramentalmente en el Bautismo. En la Vigilia Pascual hemos renovado las promesas y los compromisos que nuestros padres y padrinos, si nosotros éramos infantes, hicieron por nosotros el día de nuestro Bautismo. Hemos seguido recibiendo a Jesús cada vez que hemos celebrado los Sacramentos o nos hemos alimentado con la Palabra de Dios, en la que el Amor está vivo...

Sin embargo, no alcanza con eso. Además de recibir el Amor de Dios, hace falta vivir en él. Porque el amor sólo permanece en nosotros si se mantiene vivo, ya que el amor es vida. Y el Amor de Dios, que recibimos permanentemente, permanece vivo en nosotros si nos hace vivir en el amor. Por eso, el camino para vencer a la muerte es el camino del servicio de unos a otros, al que nos lleva el amor, y que nos hace participar en la Vida que Jesús nos regaló desde la Cruz y con su Resurrección...

Se trata del servicio de los más chicos a los más grandes, de los más grandes a los más chicos, y de todos a todos. El amor que Dios nos ha dado y que vive en nosotros si no lo abandonamos, consiste en el compromiso de construir el bien de los otros, y esto sólo se puede hacer en el servicio. Es un amor al que Dios nos llama, entonces, que abarca a todos, y que nos permite vivir confiados, con alegría y sin miedos...


Algunas Lecturas bíblicas de la Misa de la Vigilia Pascual, ciclo C:

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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
Todas las predicaciones: http://www.awbunge.com.ar/predicaciones/
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