Los frutos del amor...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 22 de abril de 2007, Domingo III de Pascua. del Ciclo Litúrgico C, en la Abadía Santa Escolástica y en el Hogar Marín:

Niño enfermo1. EL AMOR PERMITE ALCANZAR LO QUE DE OTRO MODO SE HACE IMPOSIBLE... En la Navidad pasada tuve la gracia de ser invitado a celebrar una Misa en el Hospital de Niños de la Municipalidad de San Isidro. Se hizo en el lugar que había disponible, una sala de espera, entre consultorios y oficinas de administración. Era realmente impresionante ver a las madres que iban de un lugar a otro, con sus hijos enfermos en brazos, buscando un certificado, una autorización o una atención que pusiera luz en la oscuridad que la enfermedad de sus hijos ponía en sus vidas. Terminada la Misa las Damas Rosadas, que habían organizado la Misa, me acompañaron a visitar cada una de las habitaciones en las que había niños internados. Allí se podía ver que lejos se puede llegar cuando nos mueve el amor. Se veía con claridad que algunas madres llevaban noches enteras sin dormir, o al menos sin hacerlo con tranquilidad, velando de noche y de día al lado de sus hijos golpeados por la enfermedad...

Atención antipáticaDe la misma manera, cada día en muchas ocasiones podemos comprobar lo que puede el amor. Tocando el timbre en una Abadía o en un Monasterio, como también en el Hogar Marín, enseguida podremos distinguir en la voz de quien nos atiende si sólo lo mueve el la necesidad de cumplir con una obligación (en cuyo caso será difícil encontrar calidez en sus palabra), o si lo hace con amor (en cuyo caso será fácil encontrar que buscará soluciones para los requerimientos podamos presentarle). Esto mismo veremos cuando acudamos personalmente o por teléfono a una oficina, pública o privada, con nuestro requerimiento...

Cada día podemos ver muchas personas que entregan cotidianamente su vida cuidando a sus parientes o amigos enfermos o ancianos, así como también religiosos y religiosas, o simplemente laicos, que han descubierto dentro de sí el llamado al servicio y se consagran a cuidar a los "heridos de la vida" con una constancia y una alegría que sólo puede surgir de un amor muy fuerte. También muchos miembros de otras religiones e incluso personas que, sin una fe especial, tienen una disposición del corazón que los hace permeables, sensibles y coherentes con el amor, nos dejan ver la maravilla de las fuerzas misteriosas del amor que se pone al servicio de los demás...

En definitiva, sólo el amor hace posible que se desplieguen en toda su amplitud las insondables grandezas de nuestra condición humana. Y esto es así, porque todos nosotros hemos sido hechos a imagen de Dios, y precisamente en nuestra capacidad de amar es en lo que Dios nos ha hecho más semejantes a lo que Él mismo es en su propia intimidad: puro Amor que se dona por entero...

Jesús resucitado2. LA PASIÓN Y LA RESURRECCIÓN DE JESÚS NOS DAN LA SALVACIÓN, FRUTO DEL AMOR DE DIOS... Siendo Dios Amor, todo puro e inconmensurable, todo lo que hace lo hace porque quiere, y movido por su infinito Amor. De Él, movido por su Amor, sale la creación entera, y el centro de la misma, que somos nosotros, los hombres. Por su inmenso Amor, nos hizo semejantes a Él, y por lo tanto libres, capaces de caminar hacia el fin al que nos llama, por nuestra propia decisión. Pero esto mismo nos hace capaces de rechazarlo a Él y a sus planes, que fue exactamente lo que hemos hecho, una y mil veces, con el pecado...

Por su incansable Amor, una vez que por nuestros pecados perdemos los dones a los que nos llamó Dios no nos deja abandonados a nuestra suerte. Con la paciencia y la constancia en la entrega que sólo puede provenir del amor divino, Dios se hizo uno de nosotros, nació en Belén, y se entregó en la Cruz, que no es sólo o principalmente un signo del dolor, sino reflejo vivo y medida del Amor de Dios...

Jesús resucitadoDe la misma manera, la Resurrección de Jesús no es sólo una consecuencia inevitable, ya que tratándose de Dios, no podía quedar para siempre en el sepulcro. La Resurrección de Jesús (anticipo de la nuestra ya que Él mismo nos ha prometido este don), sólo puede entenderse como el fruto del Amor de Dios, que quiere realizar en nuestra pobre condición humana todo el misterio de su salvación...

Lo que permite a los Apóstoles descubrir la presencia de Jesús resucitado es el Amor. "El discípulo que Jesús amaba" se dio cuenta que el que aparecía ante ellos era Jesús. El mismo amor que Jesús tiene hacia él lo hace capaz de percibir su presencia. Y a nosotros nos pasa lo mismo. El Amor de Dios hace resucitar a Jesús, y el Amor de Jesús nos hace descubrir su presencia de resucitado...

Pero todo don de Dios es, al mismo tiempo, una tarea. ¿Cuál será la que corresponde a este Amor de Dios, que Él mismo ha derramado sobre nosotros con la Resurrección de Jesús? Lo que le pasó a Pedro es una pista clara de lo que sucede también con cada uno de nosotros. Pedro fue interrogado por Jesús sobre el amor. Jesús, que lo sabe todo, quiso sin embargo que el mismo Pedro tuviera que responder a sus preguntas sobre esto. Y como tres veces lo había negado en la noche de la oscuridad y la traición, tres veces le dio la oportunidad de corregirse preguntándole sobre la medida de su amor. De la misma manera, a nosotros nos volverá a preguntar sobre nuestro amor hacia Él, cada vez que nuestro pecado nos lleve a negarlo...

Llamado3. JESÚS NOS LLAMA A AMAR HASTA DAR LA VIDA, COMO EL PASTOR POR LAS OVEJAS... A cada una de las respuestas de Pedro, Jesús puso sobre sus hombros una tarea, que sólo puede ser fruto del amor: cuidar de los fieles de la Iglesia como un pastor cuida a sus ovejas. El pastor es el que alimenta y el que cuida del rebaño. Y esa tarea de Pedro sabemos que es la que realiza hoy el Papa. De la misma manera, la tarea que realizan los demás Obispos es la que correspondía a los demás Apóstoles, y todos ellos con la cooperación de los presbíteros...

AncianoPero Jesús no los ha llamado sólo a ellos, nos ha llamado a todos los que hemos sido bautizados. Con este Sacramento que nos ha hecho hijos de Dios hemos recibido de Jesús la misma pregunta que dirigió a Pedro: "¿Me amas?". Y Jesús os repite esa misma pregunta tantas veces cuantas sean necesarias para que podamos remontar el desliz hacia el pecado al que nos lleva nuestra debilidad, nuestra tozudez o nuestra dureza de corazón...

Lo mismo que a Pedro, también a nosotros Jesús nos pide que mostremos, más con hechos que con palabras, la medida del amor con el que estamos dispuestos a responderle. Y esos hechos que demuestran nuestro amor a Jesús, son los del amor a nuestros hermanos, de quienes nos hacemos servidores, como los pastores lo son de sus ovejas...

Redimidos por el Amor de Jesús, que nos llama a participar de su Resurrección, estamos todos llamados a dar prueba del amor con el que le respondemos, a través del amor con el que nos preocupamos de servir a los demás, con la fidelidad de una buen pastor...


Lecturas bíblicas del Domingo III de Pascua del Ciclo C:

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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
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