Lo que puede el Amor...

Queridos amigos:
 
Esta fue mi predicación de hoy, 1 de abril de 2007, Domingo de Ramos del Ciclo Litúrgico C, en el Hogar Marín:

Gesto de amor1. EL AMOR ES CAPAZ DE CAMBIARLE EL COLOR A TODAS LAS COSAS... Cuando alguien realiza algo movido por amor, las cosas cambian de color. Si nos toca viajar en un transporte público y uno o más niños o niñas comienzan a llorar dentro de él, es casi seguro que todos los presentes empezamos a ponernos nerviosos (salvo, quizás, la madre, que puede comprender fácilmente el sentido de ese llanto), deseando que de una vez por todas alguien lo haga callar. Pero si esos mismos niños o niñas nos sorprenden realizando un pequeño gesto de amor, como el regalo de una flor, es más que seguro también que todos nos veremos tocados por su ternura. Bastan pequeños gestos, si están cargados de intenso amor, para que parezcan gigantes, inigualables e irreemplazables por cualquier otro...

Flores y amorAquí en el Hogar Marín somos continuamente testigos de pequeños gestos de amor que nos cambian la vida a los que aquí vivimos. Las Hermanitas de los Pobres, los empleados de la casa y los voluntarios se desviven cada día realizando pequeñas o grandes cosas, que son de la mayor eficacia, porque llenan de vida y de gozo a los residentes que los reciben...

De la misma manera, todos nosotros tenemos mil oportunidades cada día para hacer pequeñas o grandes cosas, con menor o con mayor esfuerzo, e incluso con mucho esfuerzo, con actos de amor con los que le podemos cambiar la vida a los que los reciban. En realidad, siempre los actos de amor le cambian el color a todas las cosas, y llenan de sentido a la vida...

Quizás hoy especialmente, más que otras veces, nos convenga mirar desde este punto de vista la Pasión de Jesús, que acabamos de proclamar, según el Evangelio de San Lucas...

Pasión de Jesús2. LA PASIÓN DE JESÚS ES EL GRAN ACTO DE AMOR DE DIOS, QUE NOS SALVA... Hay muchas maneras de mirar la Pasión de Jesús, o de ponerse ante ella. Quizás muchas veces hemos hecho de esta Pasión, sufrida por Jesús desde el momento en que es apresado hasta que muere en la Cruz, como un espejo para mirar nuestras culpas. Y ciertamente la Pasión de Jesús sirve para eso. Tienen que ver con la Pasión de Jesús nuestras culpas personales y las de otros, también las "grandes culpas de la humanidad", entre las que se encuentran los niños, jóvenes y adultos que mueren de hambre cada día, aunque los alimentos con los que contamos alcanzarían para todos; también tiene que ver con la Pasión de Jesús la innumerable cantidad de guerras en las que han sufrido y han muerto millones de inocentes; también el terrorismo y las injusticias que le sirven de abono y de caldo de cultivo; y también muchas otras cosas que podríamos agregar en esta apretada lista. Pero todas las culpas que podamos poner en la lista no alcanzan para para que podamos comprender esta Pasión...

Crucifixión - DalíPodríamos también tomar la Pasión de Jesús como el paradigma del sufrimiento, como una especie de resumen de todos los sufrimientos de la humanidad. Esa carga sólo puede asumirla sobre sus espaldas alguien que sea más que hombre, alguien que sea Dios, como Jesús, dispuesto a sufrir sin medida para alcanzar nuestra salvación. Pero tampoco este modo de mirar la Pasión de Jesús nos serviría para comprenderla del todo...

Podríamos mirar la Pasión como el mayor acto de heroísmo que alguien puede hacer, el ejemplo supremo de alguien que está dispuesto a todo para alcanzar un resultado, en este caso nuestra salvación, por la que Jesús da su vida en la Cruz. Pero tampoco esto alcanzaría para tener una visión adecuada de la Pasión de Jesús...

La Pasión es todo esto: es un espejo de nuestros pecados, es un resumen y una imagen de los sufrimientos de la humanidad, y es también el mayor acto de heroísmo que se pueda imaginar. Sin embargo, no es sólo eso, es mucho más. No alcanza detenerse en los pecados que la producen, o el sufrimiento que implica, o el heroísmo del que la padece, aunque se lo haga de manera sobrecargada, para comprender la pasión. La Pasión de Jesús es el gran acto de amor de Dios, que nos salva. Y hace falta contemplar esta fuente de la que surge y que la hace posible, el Amor, para comprender y recibir todo lo que la Pasión nos puede dar. Quizás algo de esto quiso reflejar Dalí en esa pintura en la que nos muestra a Jesús que desde lo alto de la Cruz dirige su mirada y abre sus brazos sobre el mundo entero...

Domingo de Ramos, 2007Se trata de un Amor sin límites, un Amor a la medida de Dios, que viene al encuentro de nuestra herida condición humana, para salvarnos. Se trata de un Amor que no necesita el reproche para quienes hemos causado la Pasión con nuestros pecados, porque precisamente se acerca a nosotros para rescatarnos con su misericordia...

Por eso comenzamos la Semana Santa con esta celebración del Domingo de Ramos, en la que cabe todo el contenido de la misma. Comenzamos con la alegría de la multitud que recibe con palmas y con cantos a Jesús, el Salvador, que nosotros hemos revivido en el comienzo de la celebración entrando al Templo con la misma solemnidad con la que Jesús entró en Jerusalén, aclamado por la multitud (esta foto fue sacada hoy mismo por un amigo que participó de la celebración en el Hogar Marín). De allí pasamos al drama de la Pasión, puesta delante de nuestros ojos y de nuestros corazones  a través de su lectura. Y llegamos al consuelo de Jesús resucitado en la Eucaristía. Ya la recorreremos por partes a lo largo del Triduo Pascual. El Jueves Santo nos hablará de la presencia del Amor de Jesús en la Eucaristía. El Viernes Santo nos detendrá en el dolor. Y la Vigilia Pascual llevará a la Vida que surge de la Resurrección...

Oración3. ALIMENTADOS DEL AMOR DE DIOS, VISIBLE EN LA PASIÓN, CRECE EN NOSOTROS SU VIDA... Cada año celebramos la Semana Santa para que la Vida de Dios, que con Jesús surge de la Resurrección, y que hemos recibido en el Bautismo, pueda renovarse y crecer, de modo tal que, por la misericordia de Dios, nosotros mismos podamos llegar a la Resurrección...

Domingo de Ramos, 2007Por eso en la mirada de conjunto que nos trae el Domingo de Ramos prevalece el Amor de Dios, que se hace visible en la Pasión. De esa Amor, que florece en la Pasión y en la Cruz y que se manifiesta con todo su esplendor y su potencia en el Sacramento de la Eucaristía, hay que alimentarse, para tener en nosotros la Vida que Jesús nos ganó en la Resurrección...

No perdamos de vista, ni siquiera si la necesidad de un descanso nos lleva a destinar a unas pequeñas vacaciones estos días no laborables. Tengamos siempre presente que celebramos la Semana Santa, nacida de la fe, para celebrar y recibir esa Vida que surge del Amor de Dios...


Lecturas bíblicas del Domingo de Ramos, Ciclo C:

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Predicaciones del P. Alejandro W. Bunge:
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