1. EL AMOR ES CAPAZ DE
CAMBIARLE EL COLOR A TODAS LAS COSAS... Cuando alguien realiza algo
movido por amor, las cosas cambian de color. Si nos toca viajar en un
transporte público y uno o más niños o
niñas comienzan a llorar dentro
de él, es casi seguro que todos los presentes empezamos a
ponernos
nerviosos (salvo, quizás, la madre, que puede comprender
fácilmente el
sentido de ese llanto), deseando que de una vez por todas alguien lo
haga callar. Pero si esos mismos niños o niñas
nos sorprenden
realizando un pequeño gesto de amor, como el regalo de una
flor, es más
que seguro también que todos nos veremos tocados por su
ternura. Bastan
pequeños gestos, si están cargados de intenso
amor, para que parezcan
gigantes, inigualables e irreemplazables por cualquier otro...
Aquí en el Hogar Marín
somos continuamente testigos de pequeños gestos de amor que
nos cambian
la vida a los que aquí vivimos. Las Hermanitas de los
Pobres, los
empleados de la casa y los voluntarios se desviven cada día
realizando
pequeñas o grandes cosas, que son de la mayor eficacia,
porque llenan
de vida y de gozo a los residentes que los reciben...
2. LA PASIÓN DE JESÚS
ES EL GRAN ACTO DE AMOR DE DIOS, QUE NOS SALVA... Hay muchas maneras de
mirar la Pasión de Jesús, o de ponerse ante ella.
Quizás muchas veces
hemos hecho de esta Pasión, sufrida por Jesús
desde el momento en que
es apresado hasta que muere en la Cruz, como un espejo para
mirar
nuestras culpas. Y ciertamente la Pasión de
Jesús sirve para eso.
Tienen que ver con la Pasión de Jesús nuestras
culpas personales y las
de otros, también las "grandes culpas de la humanidad",
entre las que
se encuentran los niños, jóvenes y adultos que
mueren de hambre cada
día, aunque los alimentos con los que contamos
alcanzarían para todos;
también tiene que ver con la Pasión de
Jesús la innumerable cantidad de
guerras en las que han sufrido y han muerto millones de inocentes;
también el terrorismo y las injusticias que le sirven de
abono y de
caldo de cultivo; y también muchas otras cosas que
podríamos agregar en
esta apretada lista. Pero todas las culpas que podamos poner en la
lista no alcanzan para para que podamos comprender esta
Pasión...
Podríamos
también
tomar la Pasión de Jesús como el
paradigma del sufrimiento,
como una especie de resumen de todos los sufrimientos de la humanidad.
Esa carga sólo puede asumirla sobre sus espaldas alguien que
sea más
que hombre, alguien que sea Dios, como Jesús, dispuesto a
sufrir sin
medida para alcanzar nuestra salvación. Pero tampoco este
modo de mirar
la Pasión de Jesús nos serviría para
comprenderla del todo...
Se trata de un Amor
sin límites, un Amor a la medida de Dios, que viene al
encuentro de
nuestra herida condición humana, para salvarnos. Se trata de
un Amor
que no necesita el reproche para quienes hemos causado la
Pasión con
nuestros pecados, porque precisamente se acerca a nosotros para
rescatarnos con su misericordia...
3.
ALIMENTADOS DEL AMOR DE DIOS, VISIBLE EN LA PASIÓN, CRECE EN
NOSOTROS
SU VIDA... Cada año celebramos la Semana Santa para que la
Vida de
Dios, que con Jesús surge de la Resurrección, y
que hemos recibido en
el Bautismo, pueda renovarse y crecer, de modo tal que, por la
misericordia de Dios, nosotros mismos podamos llegar a la
Resurrección...
Por eso en la mirada
de conjunto que nos trae el Domingo de Ramos prevalece el Amor de Dios,
que se hace visible en la Pasión. De esa Amor, que florece
en la Pasión
y en la Cruz y que se manifiesta con todo su esplendor y su potencia en
el Sacramento de la Eucaristía, hay que alimentarse, para
tener en
nosotros la Vida que Jesús nos ganó en la
Resurrección...Volver al inicio de la predicación...
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